Investigadores del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) de Barcelona han desarrollado un dispositivo biodegradable para pescar atunes que podría llegar a sustituir los de plástico que se utilizan actualmente.
La iniciativa, que forma parte de un proyecto en colaboración con la International Seafood Sustainability Foundation (ISSF), busca hacer más sostenibles las prácticas de explotación pesquera, entre ellas las que usan los Fish Aggregating Devices o FADs, dispositivos capaces de concentrar peces.
Se trata de estructuras flotantes construidas, generalmente, con productos derivados del plástico y que son muy utilizadas por los atuneros, ya que por razones desconocidas los atunes se sienten atraídos por estas estructuras y cuando las ven se colocan alrededor de ellas buscando la sombra que generan.
En total, más del 40% de las capturas mundiales de atún se llevan a cabo con FADs.
Según los biólogos del ICM, el problema es que los FADs se abandonan a la deriva y acaban perdiéndose en el océano, lo que contribuye a su contaminación.
Por ello, un grupo de expertos en corrientes oceánicas del Departamento de Oceanografía Física del ICM de Barcelona ha diseñado un prototipo de FAD biodegradable hecho solo con tela de algodón, bambú y piedras.
Los detalles del nuevo prototipo se recogen en un informe que se presentó durante el quinto encuentro de la Inter American Tropical Tuna Commission (IATTC).
Los detalles del nuevo prototipo se recogen en un informe que se presentó durante el quinto encuentro de la Inter American Tropical Tuna Commission (IATTC).
En este documento los investigadores explican la física que hay detrás del desplazamiento de los FADs en el océano, que navegan a la deriva como las boyas, aunque más lentamente.
El prototipo que proponen los expertos del ICM tiene forma cúbica, lo que hace que su coeficiente de draga, es decir la capacidad que tiene para seguir moviéndose, sea bastante elevado en comparación con el que tienen otras formas geométricas.
Además, el nuevo prototipo tiene una vida útil de aproximadamente un año y está construido con materiales que son fáciles de encontrar, mientras que los de plástico tardan cientos de años en descomponerse.
En el océano Pacífico ya se han empezado a probar algunas estructuras biodegradables similares, si bien el prototipo que proponen los investigadores del ICM, que fue presentado el pasado mes de diciembre a un grupo de pescadores en Ghana, aún no se ha podido probar en el mar.
Los investigadores esperan poder hacerlo pronto para comprobar su efectividad, ya que creen que contribuiría a minimizar los impactos de la actividad pesquera en el océano. EFE