El astillero cántabro de Astander ha sido la primera empresa del país, y una de las 100 primeras del mundo, en obtener el nuevo certificado de DNV GL “My Care” en gestión del riesgo de infección. Se trata de una metodología que verifica “la conformidad y la madurez» del astillero con respecto a “la forma en la que está mitigando y previniendo los patógenos emergentes”. De esta forma, My Care reconoce la seguridad de la entidad cántabra en línea con los requisitos nacionales y las mejores prácticas de la industria. Este tipo de sello se ha convertido en una carta de presentación imprescindible a la hora de tratar de recuperar protagonismo en el mercado de la era pos-COVID-19.
“Esta certificación supone un gran salto adelante para garantizar que somos un lugar seguro para que los clientes reparen sus embarcaciones”
“Esta certificación supone un gran salto adelante para garantizar que somos un lugar seguro para que los clientes reparen sus embarcaciones”, explica Juan Luis Sánchez, director de Astander y presidente del Clúster Marítimo de Cantabria – MarCA. “Ahora más que nunca los clientes internacionales buscan estabilidad, seguridad y confianza”.
Tanto Astander como la compañía de clasificación y certificación DNV GL forman parte del clúster MarCA. Este trabajo colaborativo ejemplifica la rápida adaptación que se está viendo obligado a llevar a cabo el sector azul de la región para salir del “frenazo en seco” causado por la crisis sanitaria. Cabe recordar que la industria marítima cántabra se mueve fundamentalmente en el ámbito internacional -solo el subsector del transporte marítimo ya representa el 32,4% del volumen anual del comercio internacional de la región-, por lo que el estado de alarma y el cierre de fronteras han trastocado notablemente sus previsiones.
Antes de la pandemia, el astillero cántabro tenía prácticamente asegurado el 100 % de su capacidad para el resto de 2020. Dos meses después, ve cómo algunos de sus clientes se han marchado a otros países europeos que ofrecen más confianza y seguridad.
En este escenario, iniciativas de vanguardia, como el sello digital My Care de DNV GL, ganan notoriedad. “El nivel requerido para crear confianza en el actual entorno, sólo era relevante anteriormente para hospitales o instituciones similares,” cuentan desde la compañía. En palabras de Carlos Navarro, auditor jefe HSEQEE en DNV GL involucrado en el proceso de evaluación de Astander: “Nuestra metodología My Care es la evolución de la experiencia en auditoria de gestión de riesgos de infecciones en más de 600 hospitales de Estados Unidos y su transferencia a los demás sectores de actividad”.
Navarro explica la creación de este sello como una forma de aportar valor y credibilidad ante la pregunta de ‘¿Qué está haciendo su empresa respecto al Covid?’, en base a la reputación de más de 150 años de DNV GL. En referencia a la nueva normalidad de la industria marítima después de la pandemia, asegura que “va a integrar la gestión de riesgos de infección en su negocio cotidiano, como ha integrado los requisitos Marpol para asegurar un mayor respeto ambiental, los de seguridad, los de sostenibilidad y comportamientos éticos, etc.”.