El sector de Mar y Puertos de la Confederación General del Trabajo (CGT) ha vuelto a reivindicar la importancia de mantener el carácter civil de un servicio esencial como el desempeñado por la Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima (Sasemar), en unos momentos en los que se vende cómo “éxito” el descenso del número de llegadas de personas migrantes a las costas andaluzas. En este sentido, desde CGT han incidido en que estas cifras, que desde sectores y medios afines celebran como un importante logro de la política migratoria española, es solo un camuflaje porque la realidad es que se han abierto rutas más peligrosas y mortíferas para miles de personas desesperadas.
Ismael Furió, trabajador de Salvamento Marítimo y Sº de Organización de CGT Mar y Puertos, ha declarado que «estas circunstancias que venimos observando con el incremento de llegadas de embarcaciones a las Islas Canarias es la consecuencia del aumento también de las acciones por parte de la Guardia Civil y el Ejército en aguas del Estrecho de Gibraltar y el mar de Alborán». Según Furió, «la militarización de esta zona del Mediterráneo es una realidad constatable ante el descenso del número de emergencias que atienden las unidades del ente público dependiente de Fomento».
CGT insiste en que se le ha dado un mayor protagonismo en los rescates a la Guardia Civil y también a la Guardia marroquí, cuyos datos e informaciones sobre rescates de seres humanos en la mar «son opacos y poco fiables». Además, desde este sindicato han recordado «el cambio de protocolo en relación a la información emitida por este servicio público desde sus redes sociales, un protocolo que se impuso en 2018 y que silenció de la noche a la mañana todas las actuaciones que tenían algún tipo de relación con rescates de personas migrantes en el Mediterráneo».
La organización anarcosindicalista explica que el trayecto natural, la ruta más sencilla para cruzar utilizada por estas personas, era la del Estrecho de Gibraltar y el mar de Alborán. Con la militarización de este espacio marítimo, se han complicado las labores de rescate.
CGT apunta que «solo era cuestión de tiempo que las personas buscaran otras vías alternativas, aunque estas supongan travesías más largas y más peligrosas». En este sentido, Ismael Furió ha recalcado «que no se trata de una reducción generalizada de las llegadas, sino de un descenso de las mismas a nivel local mientras se fomenta el aumento de accidentes o de embarcaciones que simplemente desaparecen en la mar». Furió, además, ha recordado que «a diferencia de lo que ocurría en 2006 en Canarias, en la “crisis de los cayucos” que le tocó vivir como trabajador de Sasemar, las personas ya no se lanzan a la mar en embarcaciones grandes y más o menos estables, sino que lo hacen en infraembarcaciones de juguete en travesías que duran días».
Para CGT «esto no es más que la consecuencia de convertir esta realidad en un problema de “frontera”, siguiendo las directrices que marcan desde Europa y Frontex a un Gobierno “progresista” que prometía defender la integridad de los servicios públicos esenciales cuando “jugaba” al activismo social en la Frontera Sur, antes de ocupar sillones y despachos», ha concluido.