Pasaban pocas horas desde el inicio de una desapacible madrugada en las aguas próximas a Cabo Espartel, cuando la radiobaliza del pesquero algecireño “Rúa Mar” comenzó a emitir una señal de socorro. Desde ese instante hasta hoy, han pasado tres meses y todavía es una incógnita qué pudo pasar para que el palangrero desapareciese de la faz de la tierra como si nunca hubiese existido. Sólo algunos restos de los botes salvavidas y los cuerpos de dos de sus tripulantes a los que la marea devolvió hasta las costas de Tarifa y Algeciras, dejan la evidencia de un naufragio, fruto posiblemente de un fuerte golpe de mar, provocado por el viento que azotaba la zona.
Las tareas de búsqueda del Rúa Mar concluyeron el 2 de febrero, un mes y tres días de después de su desaparición
Noventa días después de la tragedia, todavía se desconoce el paradero de cuatro de los seis marineros que viajaban a bordo del pesquero y a los que el dispositivo de búsqueda diseñado por el Gobierno no pudo localizar tras más de un mes de incesante trabajo. No es esta, la única incógnita del suceso en el que se vio envuelto al barco algecireño ya que el amplio rastreo del fondo y la superficie del mar, no permitió localizar el lugar exacto en el que supuestamente se produjo el hundimiento.
Las tareas de búsqueda del Rúa Mar concluyeron el 2 de febrero, un mes y tres días de después de su desaparición. En estos días, intensos para quienes compusieron los equipos de búsqueda coordinados por Salvamento Marítimo, se peinaron 10.300 kilómetros cuadrados de superficie en la zona de mar comprendida entre Cabo Espartel y la costa de Estepona, a lo largo de todo el Estrecho de Gibraltar. Además, se inspeccionaron con equipos de robótica submarinos, otros 546 kilómetros en profundidades que alcanzaron hasta los 500 metros. Fueron 375 horas de navegación para los buques Salvamento y más de 275 efectivos entre rescatistas, guardias civiles y militares de la Armada, los que trataron por todos los medios y sin resultados positivos, localizar los restos del “Rúa Mar”.
Un hallazgo que habría aclarado además, las sospechas que días después del hundimiento se lanzaron sobre el barco y que llegaron a confirmar la apertura de una investigación judicial y policial, que supuestamente mantenía en el punto de mira al palangrero, como posible transporte de un cargamento de droga. Algo que, de momento, no se ha podido aclarar al no haberse encontrado el pecio.
Pedro Maza, presidente de la Federación de Asociaciones Pesqueras de Andalucía, perdió en esta tragedia a dos hermanos. Uno de ellos fue localizado y el otro, sigue en paradero desconocido. Ahora, asegura que “la familia no pierde la esperanza” aunque lamenta que la crisis del coronavirus haya hecho todavía más duro el sufrimiento al haber sido “imposible tramitar la documentación para que se puedan arreglar las pensiones de viudedad y orfandad de las familias”.
Maza, no obstante, asegura no tener «ni un solo reproche» hacia el Gobierno, a pesar de que ni el palangrero ni cuatro de sus tripulantes fueran localizados, porque insiste en que “los medios técnicos y humanos utilizados para la búsqueda del barco fueron los que nunca se habían puesto a disposición de ningún otro caso similar”.
El del “Rúa Mar” no ha sido el primero, ni será el último naufragio en la zona del Estrecho de Gibraltar donde cientos de pecios reposan en el fondo marino, desde hace siglos, al tratarse de una de las vías marítimas más importantes del mundo. Para las estadísticas, el palangrero será uno más de esos naufragios, pero para las familias de los marineros que perdieron la vida en el hundimiento será algo que les persiga durante toda la vida.