El portaaviones nuclear francés Charles de Gaulle y la fragata que lo acompaña atracaron este domingo en el puerto militar de Tolón, en la costa mediterránea, para evacuar a los 1.900 marinos que viajan en ellos y ponerlos en aislamiento, tras detectarse 50 casos de la COVID-19 en el navío.
Los 1.700 integrantes del portaaviones y los 200 de la fragata comenzaron a ser evacuados de forma individualizada para evitar nuevos contagios y dirigidos hacia varios destinos militares en el sureste de Francia, donde deberán cumplir sus cuarentenas de dos semanas.
Además, los militares serán sometidos a pruebas para comprobar si hay más casos positivos al margen del medio centenar que ya se han detectado y cuya evolución por ahora es estable.
Los enfermos serán ingresados principalmente en el hospital militar de Saint Anne, en Tolón.
El pasado viernes se conoció el contagio de medio centenar de personas a bordo del Charles de Gaulle, buque insignia de la armada francesa, que se encontraba en misión en el norte de Europa y que había puesto rumbo a su base de Tolón, en la costa mediterránea de Francia.
El Ministerio francés de Defensa precisó que tres marinos fueron evacuados el jueves en helicóptero hasta un aeropuerto de Lisboa, desde donde fueron trasladados en avión medicalizado a un hospital militar de Tolón.
De las 66 pruebas que hicieron a los marinos que presentaban síntomas, 50 dieron positivo, señaló Defensa, que señaló que no hay ningún caso grave y que las tres evacuaciones se hicieron «por precaución» y para preservar la capacidad del barco de atender posibles complicaciones.
La Marina sospecha que el contagio se produjo durante una escala que la nave efectuó en Brest entre el 13 y el 15 de marzo, cuando el Gobierno francés recomendaba ya limitar las salidas del domicilio a la población, ordenó el cierre de bares y restaurantes, pero mantuvo la primera vuelta de las elecciones municipales.
Aunque el Estado Mayor anuló las tradicionales visitas a bordo de familiares en esa escala, los marinos sí pudieron abandonar el barco antes de poner rumbo al Atlántico norte, sin que desde entonces se produjera ninguna salida ni ninguna llegada.
Cinco días más tarde aparecieron los primeros síntomas y se destinó una zona del buque a confinarlos, aunque a falta de test, los médicos del portaaviones no podían confirmar si se trataba de COVID-19. EFE