Quince integrantes del Clara Campoamor viven su particular confinamiento en el puerto de Algeciras ante la imposibilidad de cambiar de tripulación, algo que debería haberse producido este pasado lunes. Sin embargo, desde el Gobierno, debido a la crisis sanitaria que vive el país, se ha optado por no correr riesgos y estos marineros permanecerán en la embarcación hasta que pasen estos delicados momentos.
«Ahora mismo somos 15 personas a bordo, 14 tripulantes y una alumna de puente. Entramos en el barco el 27 de febrero, aquí en Algeciras, y hasta ahora, aunque estuvimos una semana en Ceuta y desde que empezó la alerta, sólo ha ido una persona a la farmacia a comprar medicamentos», relata su capitán, Juan Ortiz.
Sobre las limitaciones que supone convivir durante un periodo tan largo 15 personas y en un espacio tan reducido, admite que tampoco se han visto trastocado muchos sus planes, al disponer de todas las comodidades. «La verdad es que estamos haciendo prácticamente la misma vida que antes, salvo salir a dar un paseo, porque la gente lo que hace es salir al dique norte, a correr, a dar una vuelta y poco más, porque ir a la Marina o la Plaza Alta a tomar un café nos pilla lejos», asegura.
Este pasado lunes, 23 de marzo, era cuando estaba previsto el relevo de la tripulación, aunque «han decidido, yo creo que con bastante lógica, que no se produzca, aunque manteniendo el coeficiente de vacaciones hasta que la situación esté más segura. Todos los que estamos fuera somos más de 300 y tampoco sabemos si hay algún caso (de padecer coronavirus), aunque creo que no, sería correr un riesgo inútil», entiende.
De cualquier manera, no es una situación nueva para este tipo de profesionales de la mar, acostumbrados a pasar largas etapas alejados de la familia. «Los periodos de embarque suelen ser muy largos y a la mayoría tampoco nos sorprende, además estamos en España, tenemos internet, teléfono… que no hay que hacer colas en una cabina con monedas esperando el turno para hablar con la familia», comenta en tono jocoso haciendo alusión a tiempos pasados con un déficit tremendo en cuanto a comunicaciones.
El Clara Campoamor es uno de los buques destacados de la Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima, con el que España lucha contra la contaminación, el salvamento y el rescate en el mar, de ahí que su actividad tampoco se vea muy paralizada, más en una ubicación estratégica como el Estrecho de Gibraltar. «Estos días tuvimos una llamada para salir, pero el barco al final arrancó, y luego hemos tenido algún movimiento con la auxiliar: salidas para atender a un marinero de un mercante que cayó al agua, un objeto que iba a la deriva, otro mercante francés que se quedó parado a la salida de Tarifa y lo tuvimos que escoltar…», relata el capitán, «estás trabajando, haciendo cosas, estás entretenido, aunque igual había gente que tampoco salía antes, salvo en fin de semana. Generalmente, en este tipo de barcos sólo se sale a dar un paseo y poco más porque nos queda lejos salir del lugar en el que nos encontramos con la embarcación», reitera.
Lo que peor llevan, como es lógico y como le ocurre al resto de la población española, es no saber con certeza hasta cuándo deben permanecer en este estado por culpa de la emergencia por el Covid-19. «Es la incertidumbre que existen en todos los mercantes. Ahora, las noticias hablan hasta el día 11, aunque probablemente será hasta el 26, 27… no sabemos, cuando buenamente se pueda. Porque aquí estamos en España y el problema que hay es el virus y el contagio, no nos queda otra que esperar», concluye Juan Ortiz, capitán del Clara Campoamor, donde se escriben capítulos de un confinamiento muy particular en el puerto de Algeciras.