Los proyectos de conservación del mar balear reciben una media de 2,9 millones de euros al año, según cálculos del ‘Informe Mar Balear (IMB)’ publicado este martes y que también determina que desde 1992 se han destinado un total de 56,3 millones a esta causa. De esta cantidad, 28,9 millones corresponden al periodo 2008-2017.
El estudio IMB, que tiene por objetivo evaluar el estado marino de Baleares y las presiones a las que esta sometido, ha sido presentado en el Parlament por su coordinadora Raquel Sunyer, la investigadora Natalia Barrientos y otros representantes de las instituciones colaboradoras. Consta de 101 indicadores y ofrece una «fotografía» del mar.
Debido a esta gran cantidad de indicadores, es complicada una simplificación del IMB, si bien Sunyer ha considerado que el mar está «en buen estado de conservación si se compara con otros territorios». «En Baleares hay el 50 por ciento de la posidonia oceánica del Estado que favorece a la calidad de las aguas al aumentar su transparencia, oxigenarla y retener partículas», ha añadido.
Sin embargo, está sometido a «muchas presiones» como la humana y del turismo. En las Pitiusas la media anual del Índice de Presión Humana (IPH) desde 1997 ha aumentado con 5.000 personas al año, unos 17.000 en Mallorca y 1.300 en Menorca. El aumento de la población visitante provoca picos de más de 2 millones de personas a la vez en el archipiélago.
Estos aumentos provocan que «haya un empeoramiento en algunos indicadores a lo largo de los años» como, por ejemplo, entre el 2005 y el 2009 ha empeorado la calidad del agua, en relación a la contaminación por metales y orgánicos hay zonas –puerto de Mahón y de Sóller– que están por encima de la legislación vigente.
Más concretamente, en relación a algunos resultados del informe, el análisis de bacterias fecales en playas de Baleares muestran que en 2019 el 85 por ciento tenían una calidad del agua excelente, un 13 por ciento menos que en 2010.
Asimismo, de 2004 a 2019, el servicio de Coordinación de Limpieza de Litoral (Abaqua) ha recogido 2.240 toneladas de residuos, lo cual supone una media de 140 toneladas al año. El componente más grande de los residuos recogidos es el plástico, un 50 por ciento.
Durante solo cuatro años, del 2014 al 2018, el número de embarcaciones de la flota pesquera profesional se ha reducido de 325 a 250 y, asimismo, el número de pescadores ha disminuido de unos 600 a 450.
Además, en el año 2018 se contabilizan 252 licencias vigentes de pesca profesional en comparación con 11.313 de pesca recreativa. Esto supone la existencia de unas 45 embarcaciones de pesca recreativa por cada embarcación profesional.