«Mientras Marruecos, sabiamente, aplica el teorema del «tiempo» pasa rápidamente por su fisionomía, su ponderada actitud en su acertada toma de decisiones se traduce en saltos de gigante en todos los perfiles.
Su evolución no se ha limitado al aprovechamiento de su posición geoestratégica que pudiera desembocar en el conformismo que ofrece una inercia natural entendible. Los últimos años han visto cómo una generación de jóvenes talentos profesionales, formados dentro y fuera del país, protagonizan las acertadísimas iniciativas que, sumadas a su posición de privilegio, han contribuido a su desarrollo ejemplar y explosivo.
Su condición de conector de territorios – y, por tanto, de pueblos – hacen de Marruecos el elemento cohesionador imprescindible en la cadena de intercambios comerciales internacionales, desde su posición «central y centrada» hacia/desde los cuatro puntos cardinales.
Marruecos, sinónimo de desarrollo global».