«Tengo dos hijos pequeños y a menudo les digo que con muy poco se puede ayudar mucho». Con esta frase resume Nicolás Sánchez por dónde pasan algunas de sus prioridades en la vida, dando ejemplo a su familia de que, a poco que se pueda tener un gesto solidario con alguien, la satisfacción es máxima, más cuando éste se tiene con un colectivo tan importante como Bandera Rosa.
Eso debió pensar el día que decidió que la mitad de los beneficios de su segundo libro, tras la publicación de Secretos de un caballero«, irían destinados a colaborar con una asociación que apoya a las mujeres que padecen cáncer de mama. «Es increíble la labor tan importante que realizan, da gusto pasar por sus instalaciones y ver la alegría que se respira», señala.
Desde primera hora entendió que el proyecto no sólo era suyo, sino que para ello contaba con el respaldo de otros muchos compañeros de su colectivo de estibadores que atesoran talento y en distintas facetas, como el conocido como pintor de los deportistas, Víctor Jerez; Joaquín Calvo, también escritor; el músico Miguel Pacheco; o Juan Jiménez, referente europeo en artes marciales, por citar algunos, aunque la lista es bastante extensa. «No podía desperdiciarlo, sino apoyarme en ellos para sacarlo adelante», explica. Otro estibador del puerto de Málaga, que ha hecho las veces de ilustrador, compuso la portada para concretar la publicación de la novela «Te amaré toda mi vida».
En un principio se han lanzado 500 ejemplares que se pueden adquirir en las librerías de la zona, como Garabatos, Silva, Bahía de Letras, El Corte Inglés, Amazon, Pastelería Romero, aunque al paso que va, tendrá que realizar un pedido mayor, ya que la demanda es alta, empezando por sus compañeros del puerto, de los que asegura sentirse «súper orgullosos» .
«Ser estibador es como ser portero de fútbol, por muchas cosas buenas que hagas durante el partido, siempre se te va a juzgar por los errores»
«Somos una gran familia y uno de los colectivos más solidarios, pero a la vez somos grandes desconocidos en la ciudad, a pesar de contar con gente que tiene grandes expectativas, que las desarrollan, pero no tiene tanta visibilidad. Sin embargo, sí que la tienen otras cosas más escabrosas, de ahí que piense que ser estibador es como ser portero de fútbol, por muchas cosas buenas que hagas durante el partido, siempre se te va a juzgar por los errores», concluye.