La Federación de Asociaciones de Participación Ciudadana del Sur Azul de Algeciras (FAPACSA) ha insistido, a través de un comunicado en que “mientras en Algeciras se celebra la Jornada sobre las “Agendas Urbanas” y se habla de objetivos de sostenibilidad, “la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras (APBA), ha hecho público que ha presupuestado dos millones de euros para proceder a la demolición de los arrecifes de la Mar de Isidro sin dar a conocer el proyecto y sin someterlo a estudio de impacto ambiental”, a pesar de haber sido solicitado en repetidas ocasiones por la Federación Vecinal.
Según FAPACSA, la APBA ha tenido que buscar la argucia de “plantear la demolición como una cuestión de seguridad para la navegación, en lugar de incluirlo en el Estudio Ambiental de los rellenos que proponen hacia el Parque Natural, para evitar ser rebatido en las alegaciones y posiblemente rechazado por el Organismo Ambiental competente, lo que constituye una manipulación y un engaño a los ciudadanos”.
La federación vecinal asegura, en contra de la opinión de la APBA, que el Mar de Isidro constituye uno de los pocos arrecifes que aún queda en la Bahía de Algeciras de gran biodiversidad. Parte de los fondos se encuentran dentro de la Zona Protegida del Parque Natural del Estrecho, y el resto forma parte de la zona colindante que, de conformidad con lo previsto en el Artículo 6.2 de la Directiva Hábitat, exige el mismo grado de protección que los fondos del propio Parque Natural.
FAPACSA se pregunta, por qué no se ha hablado hasta ahora de la seguridad marítima y deja entrever que “es a partir de 2016, con la primera versión del Plan Director de Infraestructuras, cuando la propuesta de rellenos hacia los arrecifes que plantea la alternativa elegida, deja entrever que los arrecifes estorban, por lo que la seguridad es el argumento perfecto para dragarlos desligándolo del Plan Director y del Estudio Ambiental, evitando así pasar el filtro de la Evaluación Ambiental que podría haberlo rechazado.
La federación vecinal se queja de “falta de información y transparencia”, lo que hace “que la barrera existente entre el puerto y la ciudad sea, inevitablemente, cada vez mayor”.