Geólogos del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera (ICTJA-CSIC) de Barcelona han encontrado en el fondo del Mar de Alborán posibles nuevas evidencias de la megainundación del Mediterráneo hace 5,3 millones de años.
Los científicos han identificado una acumulación de sedimentos de 163 metros de grosor, 35 kilómetros de largo y siete de amplitud, que podría haberse originado durante una gran inundación que puso punto y final a la Crisis Salina del Messiniense.
Según los investigadores, que han publicado su trabajo en la revista ‘Earth-Science Reviews’, los sedimentos fueron transportados por un enorme flujo de agua y quedaron depositados al resguardo de un antiguo volcán submarino, y defienden que son una nueva evidencia de la gran inundación ocurrida hace 5,3 millones de años que rellenó la cuenca de un Mar Mediterráneo parcialmente desecado.
Estos sedimentos son ahora candidatos a incorporarse a la lista de las evidencias encontradas en los últimos años de la llamada megainundación del Zancliense que, según las hipótesis, acabó con la Crisis de Salinidad del Messiniense hace unos 6 millones de años durante el cual el Mar Mediterráneo quedó aislado del Océano Atlántico y se convirtió en una gigantesca salina.
«Los sedimentos identificados son compatibles con una gran inundación a través del Estrecho de Gibraltar y se acumularon a sotavento de la inundación por la protección del volcán ante la fuerza del flujo de agua…»
«Los sedimentos identificados son compatibles con una gran inundación a través del Estrecho de Gibraltar y se acumularon a sotavento de la inundación por la protección del volcán ante la fuerza del flujo de agua que, proveniente del Atlántico, entró en la cuenca mediterránea», ha detallado Daniel García-Castellanos, investigador ICTJA-CSIC y primer autor del artículo.
La identificación de este conjunto de materiales ha sido posible gracias a imágenes obtenidas mediante ondas sísmicas en el fondo del Mar de Alborán, con las que detectaron estratos «caóticos y discontinuos» entre las capas sedimentarias miocénicas y pliocénicas y dispuestos en paralelo a un canal erosivo identificado en 2009 en el fondo del mar.
Este canal, de unos 390 kilómetros de longitud, va desde el Golfo de Cádiz hasta la Cuenca de Argelia, pasando por el Estrecho de Gibraltar, y habría sido excavado por la entrada masiva de agua del Atlántico cuando quedó restablecida la conexión con el Mediterráneo a través del Estrecho hace unos cinco millones de años.
Al entrar en la cuenca de Alborán, el canal se dividió en dos para salvar los accidentes topográficos que encontraba a su paso y uno de estos obstáculos habría sido este volcán alrededor del cual se fueron acumulando los sedimentos identificados ahora.
Estos sedimentos se suman al resto de evidencias halladas y publicadas en los últimos años que sustentan la hipótesis de que se produjera una inundación de grandes proporciones.
El cañón submarino de Noto, en Malta, y un cuerpo de sedimentos de unos 800 metros de espesor ubicados al este de este cañón son otras dos de las pruebas a favor de la hipótesis de la inundación que defienden los geólogos.
Pese a las evidencias, García-Castellanos se muestra cauteloso: «Diez años después de publicar las primeras observaciones que apuntaban a la inundación del Zancliense seguimos encontrando evidencias que lo apoyan, pero no son concluyentes».
«Antes de convencer a la comunidad científica será necesario que haya estudios ajenos que reconsideren la hipótesis desde ángulos diferentes», ha reconocido el autor del trabajo, en el que también han participado investigadores de la Universidad de Malta, del Helmholzt Centre for Ocean Research (GEOMAR), del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC), del Istituto Nazionale di Oceanografia e di Geofísica Sperimentale (OGS) y de la Universidad de Sevilla. EFE