La Consejería de Salud de Murcia ha puesto en marcha un dispositivo para intensificar las inspecciones de carnes, mariscos y pescados en supermercados, grandes superficies, mataderos y lonjas durante la campaña de Navidad.
El director general de Salud Pública y Adicciones, José Carlos Vicente, explicó que esta campaña «da continuidad a la actividad habitual de los inspectores, aunque la intensificamos con la llegada de las fiestas para controlar las condiciones y el etiquetado de los productos y garantizar el cumplimiento de la normativa vigente».
En este sentido, los controles prestan especial atención a que no se utilicen aditivos para la conservación del aspecto del marisco a base de sulfitos no declarados.
El director general precisó que «el objetivo es asegurar que los productos estén en buen estado y velar por la seguridad de los consumidores en unas fechas muy propicias para la celebración de comidas y encuentros familiares».
Esta actividad con motivo de la campaña de Navidad se suma a las más de 10.000 revisiones rutinarias que llevan a cabo los inspectores a lo largo del año en establecimientos y locales de celebraciones. Además, la Dirección General cuenta con un inspector de forma permanente en cada uno de los mataderos de la Región.
El director general recordó la importancia de leer el etiquetado y verificar la temperatura de conservación de los alimentos antes de comprarlos, pues si son productos refrigerados deberán estar entre los cero y cinco grados centígrados y, si son calientes, por encima de los 65 grados.
TEMPERATURA Y ETIQUETADO. En el ámbito doméstico también se han de adoptar una serie de precauciones para prevenir posibles problemas de carácter alimenticio, entre las que se encuentran lavarse las manos con frecuencia antes de cocinar, y especialmente después de ir al cuarto de baño; mantener separados los alimentos crudos de los cocinados y lavar los vegetales, así como verificar la temperatura de conservación de los alimentos, ya que una temperatura mayor puede ocasionar que los gérmenes contaminantes se multipliquen y hagan el producto no apto para el consumo.
Asimismo, en los establecimientos, todos los expositores frigoríficos deben tener termómetros a la vista y se debe verificar que los alimentos refrigerados están entre cero y cinco grados centígrados y los calientes por encima de los 65 grados.
No hay que fiarse de los chollos, las gangas y las ventas callejeras. Los alimentos deben tener sus garantías. Si no se exigen, el consumidor se convierte en responsable. Además, los consumidores deben advertir a los responsables de los establecimientos de las anomalías que se detecten. Si no es así, denunciar los hechos a la inspección de Salud Pública para que se adopten las medidas pertinentes.