Difícilmente se encuentra a día de hoy, en una comarca con tantas carencias como el Campo de Gibraltar, a una persona y un colectivo tan persistentes y constantes en su reivindicación pública. En estos días se cumple un año desde que Isabel López decidiera, de motus propio, ponerse al frente de una añeja petición: que a esta zona lleguen las infraestrucutras ferroviarias prometidas hace más de un siglo y que, por lo que se viene comprobando en los últimos tiempos, va camino del segundo sin que se le dé una solución a corto plazo, sea el partido que sea el que esté al frente del gobierno autonómico o nacional.
Lo hizo de manera particular, aunque como integrante de la plataforma Un siglo sin tren, de @ndaluciabay 20.30. Tal día como ayer, pero de 2018, decidió colocar su pancarta en la céntrica plaza Alta de Algeciras para, desde ahí, recordar que el país está en deuda con este rincón en materia ferroviaria, aunque también en muchas otras.
En todo este tiempo, de una población de más de casi 300.000 habitantes, sólo le han acompañado – al margen de familiares, amigos, integrantes de la plataforma y, de manera puntual, en las concentraciones más numerosas como la del pasado 10 de octubre – un millar de personas.
En todo este tiempo, de una población de más de casi 300.000 habitantes, sólo le han acompañado – al margen de familiares, amigos, integrantes de la plataforma y, de manera puntual, en las concentraciones más numerosas como la del pasado 10 de octubre – un millar de personas. Cifra irrisoria para lo que supone una carencia tan crucial para el desarrollo de la comarca de cara al futuro. «290.000 habitantes en el Campo de Gibraltar, 30.000 demandantes de empleo, 45.000 familias viviendo del puerto y las industrias,.. y sólo mil personas han acompañado a Isabel en la plaza Alta: la crónica de una muerte anunciada», recogen en una publicación en redes sociales de @ndaluciabay2030.
En la misma recuerdan que «unas mil personas se han puesto ya detrás de la pancarta reivindicando el tren de altas prestaciones para mercancías y denunciando el oprobio que el gobierno de España está generando en el Campo de Gibraltar, lastrando su desarrollo, el de Andalucía y el de toda España, a la vez que vuelcan las ayudas e inversiones en el ramal de levante, favoreciendo los puertos de Valencia y Barcelona y propiciando una competencia desleal e injusta contra el puerto de Algeciras«.
Esta indignación que reina en el colectivo crece cuando, tras el paso de unas nuevas elecciones, el Campo de Gibraltar sigue sin contar con diputados en Madrid. «La cigarra seguía cantando y bailando mientras la laboriosa hormiga llenaba sus despensas para el frío invierno…», concluyen de manera metafórica.
Es de elogiar la labor de Isabel, por su empeño y lucha, y esperar a que su ejemplo sea secundado por muchos paisanos, seguro que si se multiplicaran por miles, otro gallo cantaría en el Campo de Gibraltar, como ocurre en otras zonas del país, de las que tampoco vendría mal tomar ejemplo.