Agentes del Cuerpo Nacional de Policía han desarticulado una de las mayores redes de distribución de hachís, que operaba en Madrid, con la detención de 27 personas. Según ha informado la Policía, la droga se cultivaba en Marruecos y una vez en nuestro país se le daba salida a diferentes puntos de la geografía española. La estructura estaba muy organizada y contaba con extremas medidas de seguridad. En los principales registros se han intervenido más de 550 kg de hachís, dinero en efectivo, armas, vehículos y demás útiles. Aunque el núcleo de la organización ha sido desarticulado, la investigación continúa abierta ya que se trata de localizar a algunos de sus mayores compradores así como clientes que eran a su vez vendedores al por menor.
Esta organización iniciaba su actividad criminal en Marruecos donde cultivaban y elaboraban la droga para inmediatamente transportarla a nuestro país a través del Estrecho de Gibraltar siendo almacenada en distintas localizaciones
La investigación se inició en mayo del pasado año cuando diferentes informaciones de los agentes les permitieron detectar la existencia de una red de tráfico de sustancia estupefaciente. Esta organización iniciaba su actividad criminal en Marruecos donde cultivaban y elaboraban la droga para inmediatamente transportarla a nuestro país a través del Estrecho de Gibraltar siendo almacenada en distintas localizaciones, conocidas en el argot policial como guarderías, de la Costa del Sol. Posteriormente la mercancía era trasladada a Madrid en vehículos preparados para ello que contaban con habitáculos para ocultar la droga conocidos como caletas. Se almacenaba en dos viviendas unifamiliares situadas en las localidades de Pozuelo de Alarcón y de Manzanares el Real y después se distribuía a distintos puntos de esta Comunidad así como al resto de España, principalmente la zona norte.
La estructura de este grupo criminal estaba perfectamente organizada y además adoptaban numerosas medidas de seguridad, tantas que los componentes de una rama de la red desconocían la identidad de otros miembros. Así evitaban que, en caso de que fuesen detectados, no se desarticulase todo el entramado. Además los transportistas nunca llegaban en persona, ni al punto de carga ni de descarga sino que eran citados en un lugar alejado donde se les recogía el vehículo, dejando al conductor esperando mientras se lo llenaban o se lo vaciaban para devolverse instantes después. De este modo evitaban que estos integrantes conociesen el lugar de almacenamiento de la mercancía y asegurándola en caso de que se produjese una detención policial imprevista.
Otra medida de seguridad utilizada por este grupo criminal consistía en emplear en los traslados una lanzadera de seguridad consistente en un vehículo que circulase por delante para alertar al transportista de cualquier control policial, todo ello dificultó enormemente la labor de los investigadores.
Una vez que los investigadores contaron con todos los datos acerca de la infraestructura del grupo se realizaron varios registros en domicilios de toda España siendo los principales los dos de la Comunidad de Madrid y uno en la provincia de Málaga. En ellos los agentes intervinieron 550 kg de hachís, 100.000 euros en efectivo, una pistola real y otra simulada, 3.000 litros de gasolina para las lanchas, doce turismos, dos motocicletas y demás útiles para la elaboración y distribución de la sustancia estupefaciente.
La operación policial culminó con la detención de 27 personas en Madrid (20), Coruña (7), Málaga (2), Córdoba (2) y Huelva (1) que pasaron a disposición de la autoridad judicial como presuntas responsables de los delitos de tráfico de drogas, pertenencia a organización criminal, blanqueo de capitales y tenencia ilícita de armas.