Crece la preocupación por la presencia de delfines muertos en aguas de la costa de Ceuta, un hecho que se venía dando de manera esporádica con anterioridad, algo que llevaba a pensar que podría ser consecuencia del intenso tráfico marítimo que existe en la zona, pero que, sin embargo, el aumento en el número de cadáveres hace sospechar que detrás esté la mano del hombre.
En lo que va de año, hasta el mes de agosto, según datos recopilados por Athisa, empresa que se encarga de la recogida de residuos animales, la cifra alcanza los 18 delfines, el mismo número que se registró durante todo el pasado año 2018.
Especialmente preocupante ha resultado el balance de este pasado martes, con el hallazgo de hasta nueve ejemplares. En concreto, dos crías junto a su madre en la playa de Calamocarro, un adulto en Benzú, más otro en Santa Catalina y uno más en avanzado estado de descomposición. A ellos se unen otros tres más que fueron denunciados por bañistas a través de redes sociales y que estaban repartidos por la costa ceutí.
Desde el Centro de Estudios y Conservación de Animales Marinos (CECAM), que ya ha puesto en conocimiento del Gobierno estos hechos, se sospecha que el origen de estas muertes se encuentre en la pesca marroquí, ya que, según parece, utilizan unas redes a la deriva que provocan que estos animales queden atrapados. Posteriormente, para poder desprenderse de ellos, se recurre a la mutilación de algunas de sus aletas, de ahí que acaben en el litoral con daños visibles en su cuerpo, con cortes, heridas profundas y hasta rastros de haber sido enganchados para poder sacarlos de la red.
Otras líneas de investigación abiertas por expertos no descartan que en algunos casos concretos se trate del atragantamiento por plásticos, debido a la alta contaminación existente en nuestros océanos, incluso una enfermedad contagiosa común en ejemplares de una misma familia.