Los tripulantes del petrolero Grace 1, apresado el jueves por las autoridades de Gibraltar y trasladado a puerto, están siendo interrogados en calidad de testigos, no de sospechosos, para tratar de determinar la naturaleza de la carga del buque y su destino final.
El petrolero llevaba petróleo iraní cargado frente a la costa de la República Islámica, aunque los documentos del buque señalan que el crudo procede del vecino Irak
Un destacamento de los Marines interceptó en el mar al buque ante la sospechosa de que trasladaba una carga de petróleo con destino a una refinería de Siria, lo que supondría un incumplimiento de las sanciones impuestas por la Unión Europea.
Al parecer, el petrolero llevaba petróleo iraní cargado frente a la costa de la República Islámica, aunque los documentos del buque señalan que el crudo procede del vecino Irak. Un portavoz del Gobierno de Gibraltar ha contado que los 28 tripulantes del buque son en su mayoría hindúes, aunque también hay algunos paquistaníes y ucranios. La Policía y los agentes de aduanas siguen a bordo del petrolero para realizar sus pesquisas.
El abordaje y el apresamiento del barco por parte de las autoridades de Gibraltar han tenido como consecuencia que el Gobierno español solicite más información a Reino Unido sobre la operación, completada en las aguas que rodean el Peñón. Las autoridades españolas trasladaron al Ejecutivo británico la posición sobre unas aguas que son de soberanía española.
El ministro de Asuntos Exteriores en funciones, Josep Borrell, ha explicado en las últimas horas, que España estaba informada de la operación, que inicialmente se iba a producir en el puerto –las aguas del puerto son las únicas que España reconoce a Gibraltar– y que, aunque al final no fue así, las autoridades de nuestro país decidieron no interferir porque se trataba de cumplir con el régimen de sanciones de la UE.