Canarias se convertirá en competidor de Cádiz y Lisboa después de que Astican construya un dique seco para acoger cruceros que hasta ahora, por zona geográfica, sólo puede varar en Cádiz o en Lisboa. El proyecto tendrá una inversión de 35 millones de euros a la que hará frente gracias a las ventajas económicas y fiscales que ofrece la Zona Especial Canaria (ZEC).
La última modificación de la Ley de Puertos, que permite solicitar extensiones a plazo concesional si se hacen inversiones estratégicas, junto con los beneficios de la ZEC, han animado a la empresa a constituir la entidad Astican Dry Dock S.L que será la encargada de construir el dique seco anexo al muelle Este de Astican en el Puerto de la Luz de Las Palmas de Gran Canaria que empezará a acoger los primeros buques en 2021.
En concreto, la infraestructura para la reparación naval podrá acoger buques que midan 320 metros de eslora y 42,25 metros de manga libre dentro del foso y con un máximo de 95 mil toneladas de peso. Actualmente, los diques secos canarios sólo puede varar buques que miden 200 metros de ancho, 30 metros de manga y de 36 mil toneladas de peso.
Es por ello, que los diques secos que hay actualmente en el archipiélago trabajan en la reparación de todos los barcos salvo en la de los cruceros o barcos de tamaño similar por falta de infraestructuras, lo que hace que «se esté perdiendo una oportunidad de negocio» para las islas –duplicaría los puestos de trabajo en el sector naval– que es «uno de los destinos más importantes de paso de cruceros, sobre todo en invierno».
Según los datos de Astican, en 2018 han pasado por el Puerto de Las Palmas 300 cruceros aproximadamente, a los que hay que sumar el resto de buques de tamaños similares que han hecho parada en Canarias. Los datos oficiales que hay hasta el momento son de 2017, en el que se registró un total de 1.365 buques con más de 30 metros de manga. En caso de emergencia o de querer hacer una reparación, estos buques no hubieran podido ser varados en Canarias, debiendo ser remolcadas en caso de incidencia a mar abierto o a puertos fuera del archipiélago.
Un gran número de buques que podrán hacer uso de las futuras instalaciones que consisten en un foso construido a nivel del mar que dispone de una barrera en la entrada que, al cerrarla, deja un espacio hermético del que se achica el agua que hay dentro, hasta dejar seco el foso y poder acceder así al buque para hacer las reparaciones o limpiezas correspondientes.