El Gobierno está comprometido con avanzar en el desarrollo y construcción de los accesos ferroviarios del Puerto de Barcelona, una demanda histórica del enclave portuario, como han asegurado este jueves el presidente de Puertos del Estado, Salvador de la Encina, y la delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera.
En el marco de una visita al Puerto de Barcelona, acompañados de su presidenta, Mercè Conesa, que este miércoles reclamaba al Ejecutivo desencallar esta construcción, De la Encina ha constatado la necesidad de «mejoras e infraestructuras» del puerto barcelonés.
“El puerto de Barcelona es un referente del sur de Europa y líder nacional junto a Algeciras y Valencia en movimiento de toneladas, y referencia en el sistema portuario como ejemplo de trabajo a seguir, pero necesita todavía mejoras, especialmente en infraestructuras”, ha señalado De la Encina.
En este sentido, ha reiterado el compromiso del Gobierno para trabajar los próximos meses con cooperación, entendimiento y diálogo sobre esos problemas de acceso ferroviarios y viarios. «Si a este puerto se le dota de estos instrumentos será no solo líder nacional, sino que será líder mundial», ha destacado.
Ha expuesto «mano tendida, diálogo, trabajo y esfuerzo» para trabajar en un proyecto técnico ya existente, de forma que el Gobierno que previsiblemente se constituirá próximamente y su ministro de Fomento puedan avanzar en una infraestructura que ha considerado necesaria, ha dicho.
Por su parte, la presidenta del puerto de Barcelona ha destacada la sintonía con los representantes del Gobierno, con los que ha asegurado que comparte la visión sobre el papel estratégico de los puertos. “Tenemos retos importantes que no tengo duda de que vamos a poder abordar en los próximos meses”, ha explicado Mercè Conesa.
De la Encina, que este miércoles visitó el Puerto de Tarragona, ha desgranado otros retos de su mandato y que pasan por actualizar las plantillas a la modernidad que exigen los cambios tecnológicos, desarrollar un régimen para el reglamento de policía inexistente -que pueda velar por la seguridad en los cruceros, por ejemplo– y un nuevo marco estratégico de cara a los próximos diez años.