El complejo arqueológico de Lixus, situado junto a Larache, ha sido reabierto al público y es accesible a los turistas por un precio de 70 dirhams (6 euros). Lixus fue a principios del siglo I de nuestra era el gran puerto pesquero del occidente romano y donde dicen que Hércules realizó uno de sus doce trabajos.
Pueden verse las cisternas donde se salaba el pescado, las escalinatas de un teatro-anfiteatro de 800 metros cuadrados único en África y las ruinas del barrio noble y de un palacio que pudo ser el del rey Juba II y de Ptolomeo. Sin embargo, no pueden verse son los excelentes mosaicos de Lixus, salvados para la posteridad en otras excavaciones y hoy conservados principalmente en el Museo de Bellas Artes de Tetuán, así como otras estatuillas en bronce o mármol guardadas en otro museo en Rabat.
Lo más espectacular de Lixus es su emplazamiento, pues desde la colina, coronada con dos cipreses, puede verse el estuario del río Lukos, que traza unos caprichosos meandros antes de perderse en el Atlántico; al fondo, dormita la ciudad de Larache, que espera recoger algún beneficio turístico del remozado complejo arqueológico.
Hay documentados viajes con garum y salazones de Lixus hasta destinos tan remotos como Menz (Alemania), Tiro (Líbano) y Chipre, que partieron de lo que debió ser el gran puerto atlántico de la Mauritatia Tingitania, que es el nombre que los romanos dieron a lo que hoy corresponde a Marruecos.