La Comisión Europea ha dado el visto bueno a la compra del negocio marítimo del grupo británico Rolls-Royce por parte de la noruega Kongsberg, al concluir que la operación no tendrá un efecto negativo en el espacio competitivo económico europeo.
La rama marítima de Rolls-Royce se centra en el suministro de componentes, sistemas y elementos digitales para buques civiles, mientras que la firma noruega orienta su actividad hacia sistemas tecnológicos y soluciones para las industrias de la defensa, marina, aeroespacial y petrolera.
El Ejecutivo comunitario cree que la transacción no plantea problemas de competencia porque existen pocos vínculos horizontales o verticales entre las actividades de las dos empresas.
La operación, que le fue notificada a Bruselas el pasado 6 de febrero, ha sido examinada bajo el procedimiento simplificado que se aplica a los casos menos problemáticos.