La Guardia Civil de Murcia realizó durante el pasado año numerosas inspecciones en establecimientos de venta al público de productos perecederos, en las que se detectaron y denunciaron deficiencias. Así las cosas, en términos globales, los agentes decomisaron unos 1.171 kilos de pescado que estaba expuesto a la venta en establecimientos con deficientes condiciones higiénico sanitarias, sin documentación de procedencia o por ser productos pesqueros con tallas no reglamentarias.
Entre las deficiencias en las que se encontraban estos productos destaca el hecho de no efectuar las revisiones de las cámaras frigoríficas, no llevar a cabo los controles obligatorios de plagas o carecer de licencia de actividad municipal, entre otras.
Fruto de las distintas inspecciones se inmovilizaron 28 cajas de pescado, que se vendía de forma ilegal en las proximidades de un mercado de abastos de la Región.
Asimismo, se abrió una investigación contra cuatro personas pertenecientes a dos empresas relacionadas con el comercio de atún, por vender unos 150.000 kilos de atún de aleta amarilla para consumo en fresco cuando tendría que haber sido destinado para su elaboración.
Igualmente, en una de estas empresas se localizaron aditivos ilegales para reactivar el color del atún, todo ello dentro del marco de la operación ATHY II.