Si de la comunidad portuaria de la Bahía de Algeciras se pudiera recopilar una carta con todas las necesidades que se demandan desde distintos colectivos que la integran para remitirla a los Reyes Magos, a buen seguro que entre los puntos más destacados se encontraría la mejora del ferrocarril, el carpetazo definitivo al conflicto de la estiba, el de las largas esperas en el PIF, una eficiente conexión eléctrica, el fondeadero exterior, una solución para la problemática de las algas y hasta un satisfactorio convenio para la escasa flota pesquera que aún faena en aguas marroquíes, entre un largo listado.
Lo más reclamado, por la importancia que supone para el devenir del puerto y hasta la comarca, es la infraestructura ferroviaria, tras acumular casi 80 días sin que el tren llegue a Algeciras por los daños causados en la vía a la altura de la sierra malagueña después del temporal del pasado mes de septiembre. Este ha sido el detonante a una reivindicación que se arrastra desde hace un siglo.
Ni siquiera las directrices marcadas desde Europa cuentan con fechas concretas para la conclusión de una obra que conectaría al enclave algecireño con el resto del país y del continente de manera eficiente, lo que supondría un impulso decisivo en el transporte de sus mercancías y, por ende, de la dársena algecireña.
ESTIBA. También se desconoce cuándo se podrá echar el cierre de manera definitiva a un conflicto que va camino de los dos años desde sus inicios y que, aunque parece encaminado tras la aprobación en segunda instancia de un decreto ley por parte del Gobierno, no se termina de sellar un acuerdo final que acabe con la incertidumbre en los puertos, principalmente en el de Algeciras, el de mayor número de estibadores, con más de 1800 familias pendientes de los despachos.
RETRASOS EN EL PIF. En las oficinas del Ejecutivo español también debe buscarse solución a una situación que se repite a diario en el Puesto de Inspección Fronterizo, con la acumulación de camiones durante horas por la falta de personal veterinario para llevar a cabo los controles, algo que trae en jaque a transitarios, transportistas y consignatarios, algunos de los cuales se han mostrado dispuestos a afrontar los costes que supondría ampliar la plantilla que presta este servicio.
ELECTRICIDAD. Una de las viejas aspiraciones de las empresas portuarias es contar con el suministro eléctrico idóneo que les permita deshacerse de grupos electrógenos y generadores, ya que el fluido que les llega es insuficiente para el abastecimiento completo a cada una de ellas.
FONDEADERO. Seguro que para Aesba, además de estas peticiones, una de las prioridades es contar con el beneplácito de autoridades de la zona para disponer del necesario fondeadero exterior, que permita dar cobertura integral a los buques que transitan por la zona.
ALGAS. Otras de las preocupaciones, expuesta en multitud de ocasiones por los conservacionistas, es el litoral y cómo se está viendo afectado por la presencia masiva de algas, que está perjudicando seriamente al ecosistema, algo que se ha vuelto a comprobar en los últimos días tras el temporal de Levante en el Estrecho de Gibraltar.
PESCA. La pesca, que de tan buenos momentos gozó históricamente en el puerto de Algeciras, aspira a mejorar sus condiciones en el nuevo convenio con Marruecos, lo que permitiría a algunos de sus barcos elevar sus capturas, muy mermada tras los acuerdos anteriores y las restricciones impuestas por las autoridades vecinas.
Estos son sólo una muestra de las reivindicaciones más sonadas que salen del tejido portuario de la ciudad, en su mayoría tan añejas y complejas, que cuesta trabajo pensar que pudieran ser resueltas por parte de los reyes ni aunque éstos tiraran de la magia que les persigue.