Desde el 1 de julio de 2016, todos los exportadores a nivel mundial deben incorporar en su conocimiento de embarque el ticket donde se verifica la masa bruta de contenedores (VGM, por sus siglas en inglés), en línea con la enmienda al Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida Humana en el Mar (SOLAS), planteada desde 2014 por la Organización Marítima Internacional (OMI).
En el Campo de Gibraltar, existen cuatro básculas para el pesaje de mercancías contenerizadas
Se trata de una medida que, dos años después, se viene ejerciendo aunque con muchas sombras en su aplicación, ante la ausencia de un Real Decreto Ley que establezca, no sólo el protocolo de actuación, sino además las posibles sanciones ante presuntas irregularidades.
En la actualidad, en el Campo de Gibraltar, existen cuatro básculas para el pesaje de mercancías contenerizadas (la de Stone Maritime Operations, filial de Grupo Piedra; las de Dock Logistics, Grupo Alonso, y la de la propia terminal de APMT en el puerto de Algeciras).
Operadores, cargadores, transitarios, consignatarios, agentes de aduanas, navieras y transportistas vinculados a la exportación han tenido que adaptar su actividad a la nueva normativa al tener que pesar los contenedores de forma individualizada antes de embarcar, lo que lleva a las empresas encargadas de este trabajo a reclamar un registro de básculas en nuestro país, ya que, de momento, la carencia de inspecciones provoca cierta confusión al no establecerse un mismo modo de actuación por parte de las empresas emisoras del certificado VGM.
Según se estableció en su día, las básculas destinadas a verificar el peso de los contenedores fueron calibradas por un laboratorio acreditado por la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC) y ahora – dos años después – deben ser revisadas para corroborar que siguen cumpliendo los requisitos establecidos en la normativa.