La decisión de abandonar la CBI fue anunciada esta semana por el ministro portavoz del Gobierno de Japón, Yoshihide Suga, quien dijo que a partir de julio próximo los balleneros japoneses reanudarán sus actividades en sus aguas territoriales y en su zona económica exclusiva.
En la reunión que tuvieron en septiembre pasado en Florianópolis (Brasil), los miembros de la CBI rechazaron por mayoría (41 votos en contra, 27 a favor y 2 abstenciones) la propuesta de Japón de crear un comité de caza sostenible, lo que finalmente llevó a Tokio a abandonar el foro. Precisamente Brasil fue uno de los países que encabezaron las críticas internacionales contra Japón. El Gobierno brasileño lo instó a revisar la decisión tomada.
«Esa medida ignora la posición mayoritaria de los países y representa un gran retroceso en el escenario global», aseguró el Ministerio de Medio Ambiente de Brasil en un comunicado. «Ya le manifestamos al Ministerio de Relaciones Exteriores y a la embajada de Japón en Brasil nuestra esperanza de que ese importante país pueda revisar su posición».
Brasil alegó que los miembros de la CBI aún tienen que avanzar mucho para garantizar el éxito de las medidas para evitar la extinción de especies de ballenas amenazadas, y que para ello es necesaria la actuación integrada de todos sus integrantes.
La bióloga y coordinadora del área de biodiversidad de Greenpeace España, Pilar Marcos, que define el anuncio del Gobierno nipón como “algo que ya nos temíamos” y un “retroceso de todas las iniciativas de conservación de cetáceos, reguladas por la moratoria sobre caza comercial de la ballena desde 1986” y materializadas en la CBI, creada para la conservación de las ballenas y el control de su caza.
Para Greenpeace, el anuncio del Gobierno de Tokio supone un “peligro triple” para estos animales puesto que se desconoce las cuotas de caza que establecerá “al no estar ya bajo la salvaguarda de un organismo internacional” y se dificultará el estudio de las ballenas, “de las que se sabe muy poco al vivir en mar abierta”.
Australia fue otro de los países que condenó el anuncio. El Gobierno se manifestó «extremadamente decepcionado» en un comunicado. «Su decisión de retirarse es lamentable y Australia insta a Japón a regresar a la comisión como una cuestión de prioridad».
También Nueva Zelanda se expresó en duros términos. «Nos decepciona que abandone la comisión con la intención de retomar la caza comercial de ballenas dentro de su propia zona económica exclusiva», dijo el vice primer ministro y ministro de Asuntos Exteriores de Nueva Zelanda, Winston Peters.
El Reino Unido se sumó luego a las críticas. «Estamos extremadamente decepcionados de escuchar que Japón decidió retirarse de la Comisión Ballenera Internacional para retomar la caza comercial de ballenas. El Reino Unido se opone fuertemente a la caza comercial y continuará luchando por la protección y el bienestar de estos majestuosos mamíferos», sostuvo Michael Gove, secretario de Medio Ambiente.