Los operadores marítimos Rolls Royce y Finferries han llevado a cabo su primer trayecto con un ferry autónomo entre los puertos de Parainen y Nauvo (Finlandia). Se trata del buque anfídromo Falco, el cual tiene 54 metros de eslora y cuenta con sensores de última generación para producir una imagen del entorno real.
Durante el trayecto de ida, la nave operó de manera completamente autónoma, pero en el viaje de vuelta estuvo controlado de forma remota desde un centro de mando situado a 50 kilómetros de allí, con el objetivo de demostrar que la nave puede pasar a estar bajo control humano si es necesario.
«Lo de hoy demuestra que la nave autónoma no es sólo una idea, sino algo que transformará el transporte tal como lo conocemos», afirmó el responsable para navegación comercial de la compañía, Mikael Makinen, tras desvelar que han estado probando esta tecnología durante 400 horas de navegación por las aguas del archipiélago de Turku.
Desde las instalaciones portuarias un capitán estaba preparado para tomar el mando en caso de que fuera necesario. Es más, el viaje de retorno se efectuó por control remoto. Para tener éxito en un proyecto de tal envergadura, RollsRoyce ha implementado tecnologías que dan la posibilidad de cambiar automáticamente el rumbo y la velocidad del ferry cuando se acerca a un muelle.
Rolls-Royce, que ya colabora con Intel para crear buques de carga inteligentes, se asoció con la empresa pública local Finferries el pasado mes de mayo para poner en marcha el proyecto SVAN (Safer Vessel with Autonomous Navigation), y así «optimizar la seguridad y la eficiencia de los barcos» del operador de ferrys introduciendo tecnologías de navegación autónoma.
Pero la navegación autónoma no avanza únicamente en el ámbito del transporte comercial: en 2016, la agencia estadounidense DARPA presentó un prototipo de buque de guerra autónomo llamado Sea Hunter.