Agentes de la Guardia Civil, la Policía Nacional y efectivos de Vigilancia Aduanera han desarticulado su banda en la denominada ‘operación Euyun’. Afincados, en la desembocadura del río Guadalquivir, usaban embarcaciones recreativas para la introducción de la droga desde Marruecos. Han sido detenidas y puestas a disposición judicial un total de 14 personas y emitida una orden de detención internacional, así como la aprehensión de 1.241 kilos de hachís, cinco armas de fuego, cinco embarcaciones, cinco turismos y tres motocicletas.
La operación se inició en el mes de abril cuando el Servicio Marítimo de la Guardia Civil de Cádiz, procedía a la localización e intervención de una embarcación recreativa que se hallaba varada en la escollera del Castillo de San Sebastián (Cádiz), donde se intervino tres fardos de hachís con un peso de 120 kilogramos.
Fruto de la intervención del alijo, los agentes detectaron los contactos que la organización establecía en Ceuta, Algeciras o Marruecos para aprovisionarse del hachís. Igualmente, localizaron a cada uno de los miembros del grupo, rol que desempeñaban en la misma, así como domicilios, vehículos que utilizaban y jerarquía entre sus miembros.
Con todos estos datos, los investigadores pudieron conocer que la organización estaba preparando un alijo de hachís. Por tal motivo, se procedió a la intervención de 461 kilos de hachís que se trasportaban en una embarcación recreativa que iban a ser introducidos en la zona del Río San Pedro.
Posteriormente, los investigadores incautaron en alta mar otro alijo a bordo de una embarcación que transportaba 22 fardos de hachís, con un peso de 660 kilos procediendo a la detención de sus tres tripulantes. Por todo ello, se procedió a la entrada y registro de seis domicilios de Sanlúcar de Barrameda y Puerto Real.
La forma de actuar de este narcotraficante, consistía en utilizar pequeños puertos deportivos de Cádiz como punto de botadura y partida de la embarcación recreativa de pesca que traería la droga.
Bajo la apariencia de una excursión de pesca, se trasladaban mar adentro hasta un punto previamente convenido donde una semirrígida de gran potencia les abastecía de la droga que debían transportar, volviendo al puerto de partida con las cañas echadas y todos los enseres de la supuesta pesca desarrollada.
Asimismo, la organización utilizaba otras embarcaciones recreativas donde otros integrantes de la organización informaban de la posible presencia policial, todo ello para dar seguridad al alijo planeado. Una vez que la droga se encontrara en el puerto deportivo la transportaban de forma discreta hasta la «guardería» que tenían preparada.