Cada vez es más visible y extensa la «manta» marrón que cubre buena parte del litoral de las dos orillas del Estrecho de Gibraltar. Según valoraciones de expertos biólogos, la culpa es de la Dyctyota pinnatifida, un alga que en grandes cantidades se han ido asentando en estos fondos marinos procedente de Asia, aunque habitualmente se distribuye por el trópico atlántico americano, desde Panamá hasta Brasil. Sobre su llegada, se apunta la posibilidad de viajar adosada a los cascos de los buques como la más probable, aunque sin descartarse otras hipótesis. Una vez aquí, podrían haber encontrado las condiciones idóneas para su asentamiento y desarrollo.
Desde principios de 2016, se empezaron a escuchar las quejas de pescadores de la zona, que a duras penas podían cubrir sus expectativas de capturas por culpa de estas «hierbas» marinas que se enredaban en las artes de pesca.
Los primeros estudios desvelan que esta especie había comenzado a desplazar a otras minoritarias entre 10 y 50 metros de profundidad, convirtiéndose en una seria amenaza para acabar con parte del ecosistema de estas aguas.
El aumento desproporcionado ha sido incontrolable, hasta el punto que ya se localizan partes del litoral en las que han hecho desaparecer la arena que conformaban algunas de sus calas, frecuentadas por usuarios que se han visto claramente perjudicados. Aunque los peor parados son los pescadores, que a diario tienen que dedicar horas de su jornada para quitarlas de sus redes, ya que, además de asfixiar a peces, termina por enredar sus artes, con las consiguientes pérdidas económicas.
Desde distintos colectivos ecologistas se ha demandado a las administraciones que destine ayudas en busca de una cada vez más difícil solución para una invasión en forma de alga.