Un estudio liderado por investigadores de la Fundación Marine Megafauna, la Universidad de Southampton y Sharkwatch Arabia desvela que el tiburón ballena, considerado el pez más grande del mundo, se desplaza menos de lo que imaginaba según seguimientos llevados a cabo con anterioridad, cuando se pudo comprobar que se mezclaban en distintas poblaciones en el Indo-Pacífico y el Océano Atlántico, respectivamente. La razón parece ser la alimentación.
En esta nueva línea de investigación se utilizó el análisis de isótopos estables, una técnica bioquímica, para demostrar que los tiburones ballena que se alimentan en tres sitios dispares en el Océano Índico occidental (Mozambique y Tanzania) y el Golfo Arábigo (Qatar) rara vez nadan a más de unos cientos de kilómetros al norte o al sur de estas áreas.
«Los tiburones ballena son nadadores increíbles, a menudo se mueven más de 10.000 km cada año, y pueden sumergirse a unos 2.000 metros de profundidad. Los estudios bioquímicos nos dicen más sobre dónde van y qué hacen cuando están fuera de nuestra vista», dijo Clare Prebble, quien dirigió la investigación, publicada en Marine Ecology Progress Series, como parte de su proyecto en la Universidad de Southampton.
Los investigadores utilizaron isótopos de nitrógeno y carbono que tienen propiedades químicas similares, pero varían en su masa atómica. Las proporciones entre los isótopos más pesados y más ligeros de estos elementos varían de forma natural a lo largo de diferentes hábitats en el entorno marino. Por ejemplo, más de los isótopos más pesados se encuentran en entornos cercanos a la costa que en alta mar.
Estas proporciones se mantienen consistentes a medida que pasan a través de la red alimentaria, desde pequeñas plantas marinas hasta depredadores superiores, y por lo tanto proporcionan un registro de los comportamientos de alimentación y movimiento del animal. El análisis de isótopos estables proporciona un «pasaporte biológico» para los tiburones ballena.
Las etiquetas electrónicas se usan comúnmente con animales marinos para registrar sus movimientos y comportamientos de buceo. Sin embargo, el desafío de mantenerlos unidos a un gran tiburón, al tiempo que se minimizan las perturbaciones, ha significado que solo se han podido realizar despliegues a corto plazo (de semanas a meses).
Este estudio utilizó muestras diminutas de tejido cutáneo de tiburones ballena salvajes que nadaban libremente
Este estudio utilizó muestras diminutas de tejido cutáneo de tiburones ballena salvajes que nadaban libremente. Estos pequeños trozos de piel, recolectados durante 2-3 años en cada lugar, fueron suficientes para reconstruir los movimientos de los tiburones y las preferencias de alimentación durante las semanas y meses previos al muestreo.
Valores de isótopos estables de carbono y nitrógeno diferenciados en cada sitio. Para complementar el análisis bioquímico, los investigadores también tomaron fotografías de las marcas naturales en cada tiburón ballena para identificar y rastrear a las personas durante un período de 10 años. Cada tiburón ballena tiene un patrón de punto único, similar a una huella dactilar humana. El equipo registró 4.197 encuentros con 1.240 tiburones ballena individuales en estos tres países.
Solo dos tiburones se movieron entre sitios, ambos nadando a 2000 km al norte de Mozambique a Tanzania. Tomados en conjunto, estos hallazgos indican que hay movimientos limitados entre estos sitios de agregación principales durante meses o años. Estos resultados tienen implicaciones para la conservación de esta especie en peligro de extinción.