Activistas de Greenpeace, que viajan en el buque Esperanza y que se encuentra estos días en Tenerife, han protagonizado un cierre simbólico de tres playas de la isla para protestar por la «grave contaminación de las aguas que afecta de manera recurrente y desde hace años la costa tinerfeña»
Además han colocado balizas y carteles con el mensaje ‘Playa contaminada por urbanismo salvaje’ y ‘La playa no es una cloaca’ en las playas de La Tejita y El Médano, ambas en Granadilla de Abona, y en Valle de Güímar, en el municipio de Candelaria, para denunciar la contaminación del agua de baño «provocada por la urbanización masiva», al tiempo que exigen poner fin a la contaminación costera, según ha informado Greenpeace en un comunicado.
Al respecto, califican de «intolerable» la contaminación recurrente de las playas por la «dejadez de las administraciones que no ponen medios para atajar el problema», algo que consideran «no» pueden «seguir ignorando» esta situación.
Exigen poner «freno» al crecimiento urbanístico «desbocado», así como el cese de vertidos al mar…»
Por ello, la responsable de la campaña de Costas de Greenpeace, Paloma Nuche, ha exigido poner «freno» al crecimiento urbanístico «desbocado», así como el cese de vertidos al mar que, aseguró, «amenazan la salud de la población y entornos naturales de gran valor».
Añadió que en el caso de la isla de Tenerife, en las playas en las que Greenpeace ha realizado su denuncia han sido «cerradas varias veces por problemas de contaminación». En concreto, recordó que la de La Tejita ha sufrido recientemente un vertido de queroseno de una tubería que abastece al aeropuerto de Tenerife Sur, una práctica «de elevado riesgo» por encontrarse en la propia playa y «muy cerca» de la reserva natural Montaña Roja.
Respecto a la playa de El Médano, indicó que ha sufrido reiterados episodios de contaminación por aguas residuales urbanas, aguas fecales, provocando el crecimiento exponencial de bacterias potencialmente tóxicas (enterococos); mientras que la del Valle del Güímar alberga un polígono industrial y varios municipios «cuyas aguas de vertido y aguas residuales no son depuradas y contaminan las aguas de baño».
Además, recordó, que Güimar es uno de los municipios que según el Parlamento Europeo incumple la normativa europea y que ha supuesto una multa de unos 20 millones de euros.
UN TOTAL DE 394 VERTIDOS DE AGUAS AL MAR. Por otra parte, Greenpeace se ha remitido a datos del Gobierno de Canaria para indicar que actualmente el archipiélago tiene 394 vertidos de aguas al mar, de los que 277 no están autorizados; así como que un total de 69 vertidos van directamente a playas de baño.
Agregó que solo en Tenerife hay un total de 172 vertidos, de los que 113 no están autorizados, afirmando que estos vertidos al mar son el resultado de la urbanización «desmesurada que tiene lugar en el archipiélago y de la incapacidad de adaptar los sistemas de saneamiento», ya que inciden en que el incremento de población requiere de infraestructuras que «necesitan ser abastecidas de combustible, se emplean para ello prácticas de alto riesgo, mediante tuberías instaladas en playas naturales de gran valor».
Otro de los datos que recuerda es que durante los últimos 30 años, periodo de vigencia de la Ley de Costas, las superficies artificiales de Canarias han aumentado un 130 por 100, situándose de este modo «por encima de la media española, más de 15.000 nuevas hectáreas artificiales».
Atendiendo a estos datos del informe de Greenpeace ‘A Toda Costa’, se incide en que la urbanización «masiva, y sus efectos colaterales», tales como los vertidos de aguas residuales sin depurar o los vertidos de hidrocarburos, «están acabando con los bienes y servicios ambientales que ofrecen estos ecosistemas tan valiosos».
En concreto, se refieren a la producción de alimentos (cultivos, pastizales y salinas) que «disminuye la seguridad alimentaria», así como a la pérdida de playas naturales por urbanización y la contaminación del agua de baño que «deteriora su disfrute y compromete una de las actividades productivas dominantes del archipiélago como es el turismo».
Además, agregó, la pérdida del manto vegetal que disminuye la capacidad de generación de lluvias y la protección frente a inundaciones, lo que «aumenta el riesgo» de erosión del suelo.
Por todo ello, Nuche insiste en resaltar que la «riqueza natural» de Canarias es la base de su desarrollo económico, de ahí que destacó que es «imprescindible su sostenibilidad futura».
«Un modelo de desarrollo basado en la conservación es el mejor medio para conseguirlo. El freno a la urbanización desbocada, apostar por un turismo sostenible y la depuración de las aguas han de ser prioridades políticas», apuntilló.
Por último, indicaron que el buque Esperanza, el más grande de Greenpeace, permanecerá en el puerto de Tenerife desde este viernes, 10 de agosto, hasta el lunes, 13 de agosto, después de haber pasado por Barcelona, Ibiza y Cádiz. Durante su estancia, las personas que lo deseen pueden visitar el barco (en el horario fijado) en una visita guiada.