El IDC (International Dockworkers Council), que representa a más de 100.000 estibadores en todo el mundo, ha dedicado gran parte de su actividad sindical internacional a luchar contra la precariedad y defender la dignidad del trabajo portuario, lo que lleva a sus responsables a dejar patente su indignación por la realidad vivida en los Puertos de Leixões, uno de los más activos de Portugal, y Caniçal, el único puerto de entrada y salida de mercancías de la Región Autónoma de Madeira.
Igualmente preocupantes son las realidades de Setubal y Sines, según el IDC que denuncia prácticas antisindicales en la mayoría de los puertos portugueses, “lo que obligará a adoptar una respuesta Contundente”, según el sindicato de estibadores.
“Sindicarse es un derecho constitucional portugués intocable, así como el ejercicio del sindicalismo libre, sin restricciones ni represalias”, afirma el IDC
La discriminación injusta, la persecución sindical y el castigo a miembros sindicales y delegados constituyen una agresión contra todos y por ello, exigen que esas prácticas de intimidación cesen de inmediato. “Sindicarse es un derecho constitucional portugués intocable, así como el ejercicio del sindicalismo libre, sin restricciones ni represalias”, afirma el IDC.
SEAL, la Unión nacional que representa a los estibadores en la gran mayoría de los puertos portugueses, está afiliada al IDC y ha tardado un año en denunciar esta realidad, habiendo elaborado un Manifiesto para este fin el 19 de junio de 2017, donde se enumeran todos las violaciones a la dignidad de los trabajadores portuarios y los derechos resultantes de la libertad de asociación, que se producen particularmente con respecto a los puertos de Leixões y Caniçal, y en el transcurso de este período la situación no solo está lejos de resolverse, sino que ha empeorado.
El IDC no aceptará que un solo trabajador portuario pueda o sea castigado con recortes radicales y discriminatorios en su salario, ni que sean asignados continuamente para la limpieza de los muelles, cuando están capacitados y preparados para operar los equipos portuarios más exigentes y tecnológicos.
El trato discriminatorio y las diferencias permanentes tanto en las condiciones salariales como en las condiciones laborales restantes, y la falta de reconocimiento de su condición de estibadores de pleno derecho, y su reemplazo por trabajadores ocasionales que nunca fueron entrenados y ni siquiera son reconocidos es ilegal, criminal y, por lo tanto, inaceptable.
La ubicación premeditada de los miembros de SEAL en los trabajos más difíciles, aislados y no calificados, a pesar de sus habilidades y larga experiencia, y su reemplazo por otros trabajadores, precarios, inexpertos y sin entrenamiento adecuado, reclutados apresuradamente, sólo apunta a la división y la descalificación del trabajo portuario, causando retrasos frecuentes e importantes en la limpieza de buques, dando lugar a repetidas quejas de los propietarios del buque, que no solo conspira contra la dignidad de los trabajadores portuarios sino también contra la calidad de las operaciones portuarias en Leixões y Caniçal.
Si estas situaciones anómalas continúan, el IDC asegura que va a movilizar a sus afiliados repartidos por todos los continentes, particularmente en Europa, para organizar presión concreta sobre el terreno en las líneas que tocan los puertos portugueses y, sobre todo, sobre las muchas conexiones comerciales internacionales que enlazan con Leixões.