Un investigador del Instituto Scripps de Oceanografía (California, EE.UU.) ha descubierto en el golfo de México un gran vivero natural de mantarrayas: el lugar donde los ejemplares de esta especie se desovan y los jóvenes gozan de las condiciones óptimas para su crecimiento. Durante décadas previas a este hallazgo los ictiólogos estuvieron buscando sin éxito, así que éste es el primer vivero conocido.
Joshua Stewart, candidato a doctorado en biología marina en Scripps y autor principal del estudio, observó las mantas juveniles mientras realizaba una investigación sobre la estructura poblacional de las mantas en Flower Garden Banks, una de las 15 áreas submarinas designadas federalmente y protegidas por la Oficina de Santuarios Marinos Nacionales de Estados Unidos.
«La etapa de la vida juvenil para las mantas oceánicas ha sido un poco una caja negra para nosotros, ya que rara vez somos capaces de observarlas», dijo Stewart en un comunicado, quien también se desempeña como director ejecutivo de Manta Trust, un programa mundial de conservación de la manta. «Identificar esta área como un vivero resalta su importancia para la conservación y el manejo, pero también nos da la oportunidad de enfocarnos en los juveniles y aprender sobre ellos. Este descubrimiento es un avance importante en nuestra comprensión de las especies y la importancia de diferentes hábitats a lo largo de sus vidas».
Los científicos estimaron que cerca del 95% de las mantas que visitan la zona están en edad juvenil y tienen un promedio de 2,25 metros de envergadura, mientras que los especímenes maduros alcanzan los 7. El lugar, situado a poca profundidad, permite a las crías y jóvenes esconderse fácilmente de los depredadores. Al madurar, las gigantescas y majestuosas criaturas se desplazan más allá de su ‘guardería’ en busca de plancton.