El director de estrategia de Cepsa, Héctor Perea, ha presentado en la Cámara de Comercio del Campo de Gibraltar, el primer Cepsa Energy Outlook. Se trata de un análisis sobre las tendencias de la sociedad y sus hábitos de consumo en el mundo, de cara a esclarecer cómo será el mapa energético en el futuro, de cara al año 2030.
Este trabajo analítico responde a cuestiones, como las demandas de energía y tecnologías en los distintos países o las medidas de eficiencia energética a desarrollar. Un trabajo que permitirá también, describir las distintas realidades del mundo y las necesidades energéticas a través de los ojos de los distintos usuarios.
En los próximos años, el mundo se enfrentará al reto de proporcionar más energía que nunca a una población en crecimiento, con más capacidad de consumo, al tiempo que crece de manera sostenible y reduciendo las emisiones. Cepsa adopta un enfoque innovador, basado en un análisis detallado, que presenta las próximas tendencias a través de quienes serán sus propios impulsores. Desde esta perspectiva y siempre desde un punto de vista energético, el trabajo divide el mundo en tres regiones diferentes: Reguladores, Energizantes y Consumidores.
Los Reguladores son aquellos países de la OECD –excepto México, que es Energizante– expuestos a un mercado energético regulado y que prevén una demanda de energía menor a la de otras regiones; los Energizantes son los líderes en la exportación de recursos energéticos (petróleo y gas) entre los que destaca América Latina, África, Oriente Medio y las antiguas repúblicas soviéticas; y los Consumidores son todos los países de Asia, dado el alto consumo energético que tendrán en el futuro.
Las principales conclusiones de este estudio reflejan, que el transporte sigue aumentando la demanda de combustibles y representará un 60% del consumo mundial en 2030. Eso sí, los coches eléctricos, los coches autónomos y los servicios de movilidad compartida conformarán las nuevas formas de movilidad.
Las energías renovables dominarán el mix de la generación de energía en España en detrimento de los combustibles fósiles, por lo que el uso del gas natural crecerá un 35% pero a un ritmo más lento que en el pasado.
Entre 2015 y 2030 la actividad económica del país estará basada en los servicios y, por tanto, limitará la actividad industrial, a pesar de lo cual, los compromisos del Acuerdo de París no serán suficientes para mantener el calentamiento global “muy por debajo” de 2 grados Centígrados por encima de los niveles preindustriales. Además, el aumento de los ingresos de la clase media y el impulso al desarrollo económico tendrán un importante efecto en la demanda.