«Desde que me enteré de la venta de la Compañía Trasmediterránea a Naviera Armas y comprobé el alto costo que podía tener para todos los españoles he ido denunciando todas las irregularidades a las diferentes autoridades competentes, la última a la Fiscalía Anticorrupción (adjunto copia de esta última denuncia) por un posible proyecto de quiebra fraudulenta con la posible cooperación necesaria del banco de Santander, así como posibles delitos societarios, contra la seguridad Social y la Hacienda Pública.
«Como ustedes habrán ido observando a lo largo de estos meses se ha ido poniendo en evidencia la situación real de ambos grupos empresariales y la repercusión que, si se llegase a celebrar esta venta, tendría para nuestra nación.
Por un lado, y el más sensible, el futuro de más de mil quinientas familias que, en caso de acabar quebrado este disparatado proyecto, sería como mínimo incierto.
Por otro lado, las Líneas de Interés General que quedarían huérfanas y bajo control de operadores independientes y ajenos a su problemática, ya que cualquier otra solución podría desembocar en un monopolio.
La pérdida control estratégico de las líneas de ro-ro del Sur de Europa que serían invadidas por otros operadores.
La desaparición de una marca, compañía Trasmediterránea, que durante un siglo ha formado parte y ha dado solidez a nuestra Marina Mercante.
La posible quiebra de nuestro Cabotaje Nacional y por tanto él peligro de la desaparición de nuestra Marina Mercante y del Segundo Registro.
Por todo esto, la venta de la Compañía Trasmediterránea a Naviera Armas no puede, ni debe, contemplarse como una venta entre dos empresas privadas, ya que por las peculiaridades estratégicas nos afectan a todos los españoles y, por tanto, es un ASUNTO DE ESTADO.
Quiero, por última vez, intentar sensibilizarles a todos ustedes para que tomen cartas en este asunto que, como he insistido, nos afecta a todos.
La compañía Trasmediterránea, tal y como les afirmé en mi primera carta de día 15 de noviembre del 2017, tiene que pasar a manos de expertos que se ocupen de reflotarla y que le devuelvan su dignidad, y no puede seguir siendo objeto de las estrategias financieras bastante turbias de unos empresarios que no se han caracterizado precisamente por su buen oficio», expone Rafael Rosselló Cuervas-Mons, capitán de la Marina Mercante.