El Ayuntamiento y el Puerto de Barcelona han pactado limitar a siete el número de terminales internacionales de cruceros, según han informado este viernes la alcaldesa, Ada Colau, y el presidente del enclave portuario, Sixte Cambra, en una rueda de prensa.
Con este acuerdo, las terminales de cruceros se reducirán de ocho a siete, lo que supondrá pasar de una capacidad de nueve cruceros a una de siete, y éstas se trasladarán a un nuevo espacio más alejado de la ciudad, en el Moll Adossat, lo que liberará superficie para uso público en los muelles de Drassanes y de Barcelona.
Como ha detallado Cambra, esta reducción del número de terminales y, en consecuencia, del número de cruceros, no tiene por qué suponer una reducción del número de cruceristas, puesto que ha señalado que los barcos tienden a tener más dimensión, pero, que a pesar de esto, ha recalcado que la nueva capacidad prevista es «coherente» con la tendencia de crecimiento de los cruceros registrada por el Puerto desde 2010, que se ha mantenido estable y se ha situado alrededor de los 2,5 millones.
Para poder trasladar estas terminales marítimas, se alargará el Moll Adossat, acción para la que se destinará una inversión pública, aportada por el Puerto, de 90 millones de euros, de los cuales 39 ya han están licitados, y a los que se sumarán 50 millones de licitación privada.
MAYOR USO PÚBLICO. El acuerdo también implica la liberación de 14.000 metros cuadrados de la Nova Bocana para uso público, en los que, según la cuarta teniente de alcalde, Janet Sanz, se impulsará un «espacio ciudadano, formativo y de ocio» y en el que ningún edificio podrá tener un uso exclusivo, por lo que, por ejemplo, las actividades de uso comercial podrán ocupar hasta el 20% y las de restauración hasta el 15% del superficie disponible total.
Asimismo, se impulsarán medidas para reducir el impacto medioambiental del puerto en Barcelona, como la elaboración de un informe sobre el sistema de control actual de las emisiones de los barcos u otro sobre la contaminación producida a largo plazo en la ciudad a través de las partículas en suspensión, con especial énfasis en la que se registra en los distritos de Ciutat Vella y Sants-Montjuïc.
El acuerdo también prevé la reforma integral del Moll de la Fusta, en el que se instalarán pistas deportivas para el uso de los vecinos.
COLABORACIÓN. Colau ha celebrado que se trata de un acuerdo histórico y ha destacado que éste establece «un nuevo modelo de relación entre el puerto y la ciudad», con la intención de consolidar un espacio más ordenado y abierto, y recuperarlo para la ciudadanía.
También ha agradecido la colaboración conjunta en la consecución del pacto con la infraestructura portuaria, quien ha indicado que han trabajado «de manera incansable».
«El Puerto y la ciudad tienen que ir de la mano», ha recalcado la alcaldesa.
Por su parte, Cambra ha enfatizado que el objetivo de la institución que él representa es siempre el de mantener la «máxima alineación» con el consistorio, puesto que la infraestructura portuaria forma parte de la ciudad y se siente orgullosa de ello.