Medio centenar de profesionales del sector marítimo – portuario y estudiantes del ramo han tomado parte en la jornada Retolastre, organizadas por el departamento de Tecnologías del Medio Ambiente de la Universidad de Cádiz en colaboración con el Campus de Excelencia Internacional del Mar CEIMAR, la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz y la Cátedra VERINSUR UCA, para analizar los retos asociados a la entrada en vigor del convenio internacional de aguas de lastre.
Según Enrique Nebot, catedrático de Tecnologías del Medio Ambiente de la Universidad de Cádiz y representante del comité organizador de la jornada, el objetivo del encuentro “pasa por analizar y debatir algunos de los retos que plantea la entrada en vigor en septiembre pasado del Convenio Internacional para el control y la gestión del agua de lastre y los sedimentos de los buques (OMI, 2004), con el fin de proponer soluciones que faciliten su implantación, además de crear un punto de conexión entre la Universidad y los organismos afectados”.
Como han recordado en el arranque de la jornada, el transporte marítimo se ha constituido en el principal medio de movimiento de mercancías a nivel mundial. Se estima que maneja el 80% del volumen total de mercancías y el 70 % de su valor. Los buques hacen uso de grandes volúmenes de agua en sus actividades y procesos. Entre todas las corrientes generadas, el agua de lastre aparece como un desafío emergente, generando especial atención debido al transporte de especies invasoras y el impacto significativo que su descarga pueda tener en los ecosistemas y las actividades humanas. De hecho, la transferencia de especies invasoras por medio de las aguas de lastre aparece como como una de las mayores amenazas mundiales de los océanos.
Cuando se puso de manifiesto que muchos efectos negativos sobre los ecosistemas y las actividades humanas eran causados por la liberación de especies exóticas a través de las aguas de lastre, la Organización Marítima Internacional (OMI) desarrolló una Normativa para evitar o reducir estos problemas en el futuro, que quedó reflejada en el Convenio Internacional para el control y la gestión del agua de lastre y los sedimentos de los buques, publicado en el año 2004.
Los últimos datos (Septiembre-2017) establecen que 65 países han ratificado el convenio, constituyendo un 73,92% del tonelaje total de la Marina Mercante Mundial.
A través de dicho convenio se pretende reducir la entrada de especies alóctonas transportadas por las aguas de lastre y minimizar los riesgos de invasiones biológicas provocadas por el trasiego de aguas de lastre entre zonas marítimas no conectadas naturalmente.
Su aplicación implica inversiones para las empresas navieras, inspecciones por parte de las autoridades marítimas, retos logísticos para los puertos y para las ingenierías, que deben desarrollar tecnologías que sean capaces de tratar el agua según los requisitos del convenio y que se analizaron en Cádiz.