Acabó la historia que un grupo de estibadores, y desde ahora amigos, empezaron a escribir el pasado fin de semana. Atrás quedan casi 200 kilómetros y un saco de historias y anécdotas que, según coinciden, serán inolvidables.
Lo que en un inicio fue una lucha encarnecida por defender sus derechos como trabajadores, se ha terminado convirtiendo en una de las señas de identidad de un sector que ha demostrado, de sobra, que a unión no le gana nadie.
El lema de «ni un paso atrás» les ha servido como acicate para alcanzar lo que andaban buscando desde hacía meses, a pesar de toda la oposición encontrada en el Gobierno de la nación. Pero costó tanto que este eslogan lo ha hecho suyo cada uno de los más de 1.800 estibadores que se reparten por el país.
Y tras un largo Camino, los ecos de esa pugna han retumbado este sábado en una de las plazas más emblemáticas de España, la del Obradoiro, que preside el Apostol de Santiago, testigo de una nueva hazaña, esta vez conjunta, de un grupo de valientes estibadores – formado por José Antonio Fernández, Antonio No, Rubén Amat, Carlos Arena, Jordi Aragunde, Víctor Morin y el belga Tecum Seh – que han vuelto a dar ejemplo de compañerismo, tesón y solidaridad.