El Campo de Gibraltar está de enhorabuena tras confirmarse la pasada semana, por parte de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación, la ampliación del Parque Natural de Los Arconocales en 5.852 hectáreas, a través de la integración de terrenos de gran valor ecológico localizados en nueve fincas públicas y privadas de los términos municipales de Algeciras, Castellar de la Frontera y San Roque. La superficie protegida se incrementa así en un 3,5%, hasta alcanzar las 173.619 hectáreas.
Para corroborar este anuncio, la finca La Alcaidesa acogió este lunes la visita cursada por el consejero de la materia, José Fiscal. «Todos tenemos claro, y hay que trasladarlo incansablemente para que quienes no lo tengan tan claro se convenzan porque es una realidad indiscutible, que la declaración de espacios naturales protegidos beneficia desde el punto de vista estrictamente económico a los municipios que aportan superficie a los espacios naturales protegidos”, comentó, al mismo tiempo que recordaba que «hay datos científicos oficiales que demuestran que la renta per cápita de los municipios que aportan superficie a espacios naturales protegidos aumenta más que municipios rurales que no disfrutan de figuras de protección en sus términos municipales”.
El consejero se congratula de que “en este caso la unanimidad yo creo que es total y el territorio se ha sumado de una manera yo diría que hasta entusiasta a la ampliación del Parque Natural”, y ello viene a reforzar la creencia de la Junta de que “sin la ciudadanía de los espacios naturales difícilmente tendremos éxito en su gestión”.
Precisamente este encalve, al igual que Borondo, Guadalquitón y Pinar del Rey, se incluye ya en la nueva planificación, de ahí la satisfacción del alcalde sanroqueño, Juan Carlos Ruiz Boix. «Se nos presentan nuevas opciones en el futuro vinculadas al turismo interior y turismo medioambiental”. “Pensando en la próximas generaciones, es un desarrollo que creo ejemplar alrededor de lo que conocemos como Sotogrande, vamos a proteger todas las extensiones que van alrededor de este desarrollo como son El Pinar del Rey -350 hectáreas de finca municipal-, y esta finca La Alcaidesa, propiedad de la Junta de Andalucía -de más de 1000 hectáreas-”, indicó el alcalde.
Hizo incapie Ruiz Boix en “dos desarrollos que entendíamos que debían destinarse a generar parque periurbano o parque medio ambiente y que estén a disposición de los ciudadanos, como son la finca de Borondo y de Guadalquitón”.
Irene García, presidenta de Diputación, por su parte, señaló que “en este encuentro trasladamos un mensaje de optimismo a una provincia que necesita seguir creciendo y que hacer además de su de su patrimonio natural como un elemento de crecimiento y de generación de empleo creo que es la mejor noticia que podíamos recibir”.
La mayor parte de la ampliación del parque corresponde a la incorporación de las 1.400 hectáreas de la finca La Almoraima que aún quedaban fuera del territorio protegido, así como de las 1.302 del colindante monte público La Alcaidesa, propiedad de la Junta, y las 500 de la finca privada Dehesa del Guadalquitón.
El monte La Alcaidesa, situado en los términos de Castellar de la Frontera y San Roque, destaca por la presencia del alcornoque como principal especie arbórea, mientras que la Dehesa del Guadalquitón, en San Roque, presenta la singularidad de albergar uno de los últimos alcornocales del litoral andaluz.
Los otros enclaves incluidos, a través del nuevo Plan de Ordenación de los Recursos Naturales, son las fincas Botafuegos (monte de gestión pública situado en el término de Algeciras, 548 hectáreas); Pinar del Rey y Dehesilla (propiedad del municipio de San Roque, 349 hectáreas, y Majarambú (de titularidad autonómica y situado en Castellar de la Frontera, 233 hectáreas), además de Diente Borondo (de titularidad privada y ubicado en San Roque), Dehesa de Chapatal (privada, en Castellar de la Frontera) y Cerro del Moro (propiedad de la Junta, igualmente en Castellar de la Frontera).
Junto con la ampliación, los nuevos planes conllevan también modificaciones en la zonificación del espacio protegido y la regulación de sus actividades y usos compatibles. Estos cambios, en consonancia con la Directiva Europea de Hábitats, reforzarán las medidas de conservación de algunas zonas y de sus aprovechamientos tradicionales. En los enclaves que se han incorporado, los planes prohíben o limitan todas aquellas prácticas que puedan afectar a los recursos y valores naturales del parque o perjudicar a las actividades económicas que ya existen.