El Ayuntamiento de San Roque ha actuado, este jueves, con carácter de urgencia para abrir la bocana del río Guadiaro en unos doce metros de ancho, garantizando la oxigenación del estuario y evitando que se agrave la mortandad de peces que estaba empezando a registrarse.
Ante esta situación, el alcalde sanroqueño, Juan Carlos Ruiz Boix, ha pedido al Gobierno Central y a la Junta de Andalucía que dejen de discutir sobre este tema y que se adopte una solución definitiva para que la situación no vuelva a repetirse el año próximo.
Ruiz Boix ha recordado que “hace un año, desde el Gobierno Central se nos abrió un expediente sancionador por hacer lo que estamos haciendo ahora, porque se atribuía esta competencia a la Demarcación de Costas, que ahora no quiere actuar y que ha echado la pelota al tejado de la Junta de Andalucía. Y la Junta dice que puede autorizar esta actuación, pero que ejecutarla no es su competencia”.
El alcalde indica que “quien no tiene ninguna competencia es el Ayuntamiento, pero la hemos ejercido ante la emergencia medioambiental que supone que ya había una muerte de peces, como nos ha confirmado la empresa que está levantando la tierra y que ha detectado algunos animales muertos”. “El debate sobre la apertura de esta desembocadura -sostuvo- debe concluir. El objetivo debe ser que en 2018 no se vuelva a repetir este problema. De hecho, y después de nuestra actuación, no sabemos si dentro de un mes o de mes y medio la bocana no se volverá a cerrar”, añade el regidor.
La arena que se va a retirar va a permanecer junto al cauce del río y se le ha ofrecido a la Administración que lo desee para que la reutilice. De momento, se ha conseguido que el río tenga oxígeno para dar vida a los peces.
El Ayuntamiento insiste en que la Demarcación de Costas debe actuar abriendo la desembocadura en su totalidad, donde ahora hay un tramo de playa de unos 200 metros de longitud que no debería existir. Según los técnicos, deberían retirarse más de 80.000 metros cúbicos de arena, por lo que esperan que se actúe y se retiren, si no los 200 metros (de anchura de la desembocadura), por lo menos 100, para intentar poner fin a un problema que se alarga en el tiempo.