La cueva de Atlanterra, en Tarifa, ha vuelto a ser objeto de daños, según denuncia Verdemar Ecologistas en Acción, que ha recordado que «contiene figuras prehistóricas realizadas durante el Paleolítico Superior y durante un periodo más reciente del Neolítico y Edad del Cobre», una cueva que «cobija el arte rupestre más relevante del conjunto rupestre conocido como Arte Sureño».
Además, el colectivo ha explicado que «el corpus del Arte Sureño supera la cifra de más de 300 cavidades pintadas, de las que solo una decena de estas cavidades entre las que está incluida el abrigo de la Atlanterra, albergan manifestaciones paleolíticas».
A pesar de «la manifiesta importancia de esta cueva, que se encuentra en el origen del arte europeo y donde reside nuestra memoria colectiva, nadie se ha preocupado de su protección, por más que personas como el investigador Lothar Bergmann reivindicaron su importancia como patrimonio universal».
«El estado de total desidia por parte de la administración ha sido permanentemente denunciado ante el Seprona por Lothar Bergmann, máxime cuando la cavidad se encuentra en un entorno que está siendo urbanizado salvajemente».
Por otro lado, ha añadido que «se denunciaron agresiones en 1993, 2003 y 2008 con actos vandálicos que afectaron a la totalidad de las manifestaciones prehistóricas junto a otros problemas como las fisuras aparecidas en el interior del abrigo derivados de la creciente urbanización que se asienta sobre la misma cresta rocosa que alberga las cuevas de la Atlanterra, que en nuestra inconsciencia son sustituidos actualmente por el hormigón».
Verdemar ha destacado que «los nuevos actos vandálicos han consistidos en nuevos grafitis, realizados aparentemente por la abrasión de escribir con una piedra arenisca afilada una y otra vez sobre las figuras, quedando dañadas la cierva de época Paleolítica con un mínimo de 18.000 años de antigüedad», así como «el panel principal de pinturas Neolíticas donde hay una gran amalgama y solapamiento de arte en forma de motivos humanos, fauna esquematizada, signos abstractos y según algunos autores algunos elementos significativos como una gran escena naval muy diluida por el lavado de los daños de 2003.
Una vez más, «estos daños han sido posibles pese a que la Consejería de Cultura se comprometió a garantizar su protección como exige la Ley del Patrimonio Histórico Español con un cierre efectivo que consolidara su conservación actual y permitiera la transmisión de este legado universal a las generaciones futuras», concluyen los ecologistas.