Partículas de hierro de origen humano que contaminan el aire y acaban en el mar, aumentan la absorción de gases de efecto invernadero y pueden así fertilizar los océanos. Los científicos han creído durante mucho tiempo que los ácidos formados por la contaminación generada por el ser humano y las emisiones naturales disuelven el hierro en partículas transportadas por el aire, elevando la cantidad de hierro al océano, pero no han obtenido pruebas directas de esta teoría.
Ahora, se ha encontrado que las partículas ricas en hierro procedentes de la fabricación de acero y la quema de carbón, recogidas en el Mar de China Oriental, tienen un grueso recubrimiento de sulfato que contiene hierro soluble que proporciona pruebas para probar la teoría de la disolución ácida del hierro.
Científicos de la Universidad de Birmingham (Reino Unido) y la Universidad de Shandong (China) dirigieron una alianza internacional de investigación con colegas de universidades de Estados Unidos y Japón. El trabajo, publicado en ‘Science Advances’, fue financiado por la Fundación de Ciencias Naturales de China y el Consejo de Investigación de Medio Ambiente Natural de Reino Unido.
«La contaminación del aire disuelve el hierro en aerosoles, lo que puede ayudar a fertilizar los océanos. Sabemos que la contaminación del aire daña gravemente la salud humana y los ecosistemas terrestres, pero esta ‘nueva’ fuente de hierro soluble puede potencialmente aumentar la cantidad de dióxido de carbono almacenado en los océanos y, por tanto, neutralizar sin querer el calentamiento global», explica en un comunicado uno de los autores de este trabajo, el doctor Zongbo Shi, de la Universidad de Birmingham.
El profesor Weijun Li, autor principal de este trabajo, en la Universidad de Shandong, añade: «La detección de sulfato de hierro mezclado en los recubrimientos de sulfato que analizamos proporciona el ‘arma humeante’ sobre la disolución ácida porque no hay otra fuente o proceso atmosférico que conduce a su formación». Los científicos recogieron tres tipos de partículas portadoras de hierro del Mar Amarillo, la parte norte del Mar de China Oriental situada entre China continental y la Península Coreana.
Mediante sofisticados instrumentos microscópicos buscaron partículas a nanoescala que contienen hierro, específicamente localizándolas a partir de miles de partículas de aerosol. Mostraron que las partículas ricas en hierro, las cenizas volantes y las partículas de polvo mineral habían viajado desde el continente asiático. La mayor parte de las partículas ricas en hierro y cenizas volantes registraban una cantidad significativa de sulfato que contenía hierro soluble.
La mayor parte del dióxido de azufre atmosférico en Asia oriental es emitido por la combustión del carbón y la industria, mientras que la mayor parte de las partículas de sulfato en el hemisferio norte se forman a partir del dióxido de azufre generado por las actividades humanas.
Por lo tanto, el equipo de investigación confirmó que las partículas de sulfato ricas en hierro que se encuentran en el Mar Amarillo se forman por contacto con dióxido de azufre artificial. La investigación muestra que las partículas aerotransportadas se volvieron ácidas después de ser llevadas al Mar Amarillo.
«Las actividades humanas pueden haber conducido a un aumento del hierro atmosférico soluble en los océanos en varias ocasiones desde la Revolución Industrial, lo que podría tener un impacto importante en la eficacia con la que nuestros océanos están regulando nuestro clima», subraya Shi.
«El control de la contaminación atmosférica llevará enormes beneficios al bienestar humano, pero puede reducir la cantidad de nutrientes en la superficie de los océanos y, por tanto, la tasa de captación de carbono del océano. Se necesita realizar más trabajo para cuantificar el impacto del hierro soluble antropogénico en los ecosistemas oceánicos y el clima», concluye.