El litoral español se puede ver muy perjudicado por culpa del calentamiento global, especialmente sobre la estabilidad de las líneas de costa, altamente pobladas en España, según ha alertado el catedrático de Geología Marina de la Universidad de Barcelona (UB) Miquel Canals.
Este profesor, que lidera el Grupo de Investigación Consolidado de Geociencias Marinas de la UB, ha señalado, en una entrevista con Efe, que este es uno de los puntos clave de la investigación marina, una disciplina que se ocupa de investigar el 66 % de la superficie del planeta, la parte más desconocida, el océano.
«Única y global, esta masa de agua que ocupa unos 361 millones de kilómetros cuadrados ha sido el gran aliado en la lucha contra el calentamiento global durante décadas», pues diversos estudios certifican que desde los años setenta mares y océanos han absorbido hasta el 90 % del calor adicional producido por los humanos y un tercio del dióxido de carbono emitido, ha señalado el geólogo.
«Se trata de un tema de presión parcial de dióxido de carbono en la atmósfera, pues cuando hay mucho, éste pasa al agua, que ejerce de regulador», ha apuntado Canals, que ha advertido de que esta respuesta no queda libre de efectos secundarios.
Estos efectos secundarios se producen cuando grandes cantidades de este gas en el agua provocan su acidificación y deterioran y «enferman» el hábitat de los ecosistemas marinos, como sucede con el blanqueamiento de los arrecifes de coral, que pueden acabar «literalmente, muertos de hambre».
De hecho, el experto ha explicado que el Mediterráneo occidental es la región marina que tiene en sus zonas profundas más cantidad de dióxido de carbono de origen antropogénico acumulado del mundo, debido a que está rodeado de humanidad y a los procesos de hundimiento de aguas frías y densas que aquí se producen, lo que impide la salida del CO2 hacia el Atlántico por Gibraltar
Los científicos alertan de las consecuencias directas del calentamiento global, como la fusión de los casquetes polares y los glaciares, la expansión térmica del agua y el consiguiente aumento del nivel del mar, además incrementarse los temporales marítimos, que, auguran, tendrá como efecto una erosión en las playas, que ahora ya pierden entre 60 y 90 centímetros anuales.
En este sentido, Canals no ha descartado que España pueda tener refugiados climáticos en los próximos años y, de hecho, ha sostenido que los largos períodos de sequía en las zonas semiáridas del sureste peninsular ya fueron, junto con muchos otros factores, especialmente los económicos, los causantes de las masivas migraciones que se produjeron en España en los años sesenta. «Esto es como el hielo que hay hundido y del que sólo ves la punta del iceberg», ha expresado el experto.
Canals ha pedido una mayor concienciación social y menores dosis de consumismo para afrontar lo que el último Foro Económico Mundial, que se celebró el año pasado en Davos (Suiza), tildó de principal riesgo global para la próxima década, por delante de la inestabilidad política, las armas de destrucción masiva, las crisis del agua o las migraciones involuntarias.
También ha apelado a un mayor respeto del entorno marino español, que cuenta con el 5 % de la diversidad biológica marina mundial, unas 200.000 especies, de las que sólo el 8,6 % están protegidas.