Seguramente el lugar es conocido porque allí, Napoleón Bonaparte pasó recluido sus últimos seis años de vida, la isla de Santa Elena. Ahora es noticia porque sus responsables han aprobado la prohibición de «todo tipo de arte de pesca destructivo» en una vasta zona marina y únicamente permite pescar atunes, de uno en uno, con el objetivo de salvaguardar el futuro de esta comunidad insular.
Se trata de un territorio de ultramar británico en los trópicos meridionales del Océano Atlántico y es una de las islas más remotas del planeta. La isla tiene una superficie de 121 kilómetros cuadrados y una zona marítima de 446.615 kilómetros cuadrados de hábitats de mar abierto y está situada en una rica región de fauna marina con larga tradición de pescar con caña.
Según ha informado a Europa Press la International Pole & Line Foundation (IPNLF), en la actualidad los recursos pesqueros de la isla están en riesgo «constante» a consecuencia de los buques pesqueros extranjeros que faenan en el Océano Atlántico y por el bajo precio que los pescadores locales reciben en el muelle por sus capturas.
Ante esta situación, la Fundación Internacional para la Pesca con Caña (IPNLF), el gobierno de Santa Elena y varios socios locales han acordado crear una zona en la que únicamente se permite capturar el pescado de uno en uno para proteger este área de la pesquería destructiva y proteger también a la pesquería atunera de la comunidad local.
El proyecto incluye el desarrollo de políticas de promoción y protección del ecosistema de la isla y la pesquería sostenible de atún a pequeña escala, por lo que durante los próximos tres años la Fundación trabajará con el Gobierno local para prohibir todas las artes pesqueras destructivas, pero además para mejorar la gestión pesquera, reforzar las actividades de supervisión e incrementar el control y vigilancia para evitar la pesca ilegal.