«Este año no habrá crías de peces, de manera que si en la próxima primavera el huevo no eclosiona no habrá nada que pescar en el Mar Menor, porque no será rentable». Son palabras de Juan Tárraga, presidente de la Cofradía de Pescadores de San Pedro del Pinatar, que se encarga de faenar en prácticamente todas las aguas del Mar Menor.
Aunque las capturas no han disminuido con respecto a años anteriores, alrededor de 130.000 kilos de dorada y otras especies, el volumen de todo un año se ha recogido en solo 10 días, a primeros de noviembre. Esto también ha lastrado a los pescadores, ya que «las capturas después de esos días buenos han sido prácticamente nulas y anteriormente, durante los meses de verano y septiembre y octubre, tampoco hubo nada».
«Lo que era antes la pesca, toda la semana y salía de todo, ahora se ha movido todo en 10 días y esto no es bueno, porque no todos los barcos pillan y no ha sido espaciado en el tiempo», lamenta Tárraga.
Y es que, señala, «el pescado ha estado parado todo el verano», motivado porque «había muy poco oxígeno en las aguas del Mar Menor». Al no moverse, porque consumía más oxígeno, «el pescado ha perdido calidad, ya que le faltaba grasa y más tamaño», y esto ha ocasionado que el precio de venta haya caído en más de la mitad.
A primeros de noviembre la laguna registró un descenso de temperatura, unido a las corrientes del Mediterráneo, «pues en solo 10 día se movió el volumen de todo un año».
De ahí que este verano la captura haya sido «mala», según los pescadores de San Pedro, quienes lamentan la caída en el precio de venta, que ha pasado de cinco a dos euros el kilo, siendo éste «uno de los peores verano que se conocen en cuanto a la venta de dorada y otras especies», según Tárraga, quien acumula una experiencia de casi medio siglo en este campo.
Además, afirma, «la gente tiene dudas por la situación en la que se encuentra el Mar Menor y el pescado es apto para el consumo, según los estudios de los biólogos, por lo que, en ese sentido, ha mandado un mensaje de tranquilidad a la población.
Por ello, ha demandado a las administraciones que actúen para poner solución al estado en el que se encuentra el Mar Menor; un problema que, según los pescadores, «empezamos a notar hace 14 años, cuando ya en las profundidades el color era marrón y año tras año lo fuimos notando más hasta este verano, que no han parado los vertidos».
Para este próximo año, «el miedo que tenemos es que no eclosione el huevo que hay, de primeros de noviembre, porque tampoco habrá alevines y si esto sucede no se podrá pescar y nada será rentable», por lo que unas 200 familias se verán afectadas, porque 200 barcos no podrán salir a faenar, además de los puestos de trabajo indirectos.