Estibadores, agentes de la Autoridad, mecánicos, controladores, ingenieros, coordinadores, pilotos, capitanes, auxiliares, azafatas, ingenieros, comerciales, taxistas, camareros…así hasta cerca de 25.000 personas, que mantienen en marcha uno de los principales motores económicos de la zona, dándole vida cada día… y cada noche.
Trabajadores que desarrollan decenas de ocupaciones en este recinto a cualquier hora porque esta «ciudad», que está dentro de la urbe que le da nombre, cuenta con una actividad que no cesa en ningún momento, durante las 24 horas, a lo largo de los 365 días del año.
Cuando las luces se apagan, cuando la mayoría de la ciudadanía descansa, empiezan a cobrar intensidad los focos de una estación marítima que nunca cierra sus puertas; el silencio de la noche sólo se ve perturbado por el mecido de la marea y las sirenas de las grúas de las terminales de contenedores, las barreras de los controles, los motores de camiones o las planchas de acceso a los buques. Es la noche, en una «ciudad que nunca duerme» que ve avanzar las manillas del reloj con la misma velocidad y el mismo vértigo que a plena luz del día.
El puerto de Algeciras late, respira y crece, mientras otros muchos duermen.