Unas gambas diminutas, conocidas como los anfípodos, que poseen un interesante valor nutricional, han sido «la inspiración» para desarrollar un novedoso método destinado al cultivo conjunto de especies marinas que combina la preservación medioambiental con la rentabilidad empresarial.
Investigadores de la Universidad de Alicante (UA) han ideado un sistema que permite el cultivo conjunto de especies marinas que combina la perservación medioambiental con la rentabilidad empresarial.
Lo hacen tras estudiar durante seis años el comportamiento de unas gambas diminutas, conocidas como los anfípodos, y observar que en los recintos de la zona del Mediterráneo español donde se cultivan doradas y lubinas se adhiere a sus estructuras una gran densidad de anfípodos para alimentarse de parte del exceso de pienso que no comen los peces que se producen en esas instalaciones.
Estas gambas, de apenas dos milímetros de tamaño, pertenecientes a un grupo de crustáceos desempeñan, por consiguiente, un papel ecológico al «ayudar» a retirar esos residuos y evitar que se depositen en el fondo del mar.