Tras el estruendo mediático que la quiebra de la naviera coreana Hanjin Shipping originó el último día de agosto, con el anuncio público de la caótica situación económica del gigante asiático, parece que las aguas empiezan a bajar algo más calmas y las dos inyecciones económicas de 38,1 y más 40 millones de euros realizadas a la compañía han permitido cuanto menos que los casi 1.500 tripulantes puedan seguir operando para llevar a puerto a los 140 barcos que quedaron pendientes de órdenes, algunos con mercancías a bordo.
Esta situación, ha hecho recordar en esta zona del Estrecho de Gibraltar situaciones parecidas aunque a mucha menor escala. Es el caso de las quiebras de las navieras Comarit y Comanav. Dos compañías que, tras operar entre los puertos de Algeciras y Tánger, acabaron declarando la quiebra en agosto de 2012.
El puerto de Algeciras cuenta, además, con al menos cinco buques que siguen en dique seco, a la espera de que se aclaren sus embargos o ventas tras la quiebra de sus armadores. Situaciones que han provocado auténticos dramas entre sus tripulantes, que han visto como, durante meses permanecían a bordo a la espera de poder ser repatriados y recibiendo sólo la ayuda del Banco de Alimentos, el sindicato o la propia Autoridad Portuaria y la Capitanía Marítima.
Nombres como Ocean Sparkel, Prosperity o Panagia Parou, permanecen inmóviles en las aguas del puerto algecireño a la espera de resolución por parte del juzgado de lo mercantil, después de que sus tripulaciones quedasen abandonadas a su suerte.
La envergadura del gigante asiático, Hanjin Shipping, hace pensar que el gobierno surcoreano no va a permitir que una de las empresas más potentes en un sector como el marítimo, tan importante en el país, lleve a varios cientos de marineros a una situación de caos similar a la de estos otros barcos a los que sus armadores se vieron obligados a abandonar. Son los llamados “barcos fantasmas” de los que, se dice, puede haber más de 200 en todo el mundo.